Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

David Espino: “Acapulco es el mal ejemplo de lo que pasa si abandonas una zona”

Autor del libro ‘Acapulco killer’, el periodista advierte que el puerto guerrerense es muestra de qué puede pasar si sitios resplandecientes —como Cancún— se abandonan a la marginación y la violencia.
lun 31 enero 2022 06:30 AM
David Espino
En su libro, el periodista David Espino reúne crónicas sobre Acapulco y otras regiones de Guerrero.

En Acapulco, las personas añoran los tiempos en los que los turistas extranjeros llegaban por miles y los dólares caían en abundancia, pero esas épocas terminaron y difícilmente volverán, advierte el periodista David Espino.

Más aún, señala que a ese declive del sector turístico se suman el agravamiento de la violencia y los problemas históricos no atendidos de pobreza y marginación, que se combinan para hacer de este puerto guerrerense un foco de conflicto permanente.

Publicidad

Espino busca retratar este panorama en su más reciente libro, Acapulco killer, publicado por la editorial Grijalbo a finales de 2021. En él, reúne ocho crónicas acerca del municipio —al que se refiere como “paraíso perdido”— y también sobre otras regiones de Guerrero, un estado con 3.5 millones de habitantes.

Su objetivo con estos textos es “echar un poco de luz en zonas oscuras”, para con ello ayudar a entender los problemas que padece la entidad, así como alertar sobre que ese deterioro puede ocurrir en otros puntos del país, como Cancún, en Quintana Roo, donde la inseguridad ha atraído la atención pública a lo largo de los últimos meses.

“Acapulco es el mal ejemplo de lo que pasa si abandonas una zona que en un principio puede ser resplandeciente y termina decadente. Ahora la gente de Acapulco, y eso trato de retratarlo en las crónicas, suspira por el Acapulco que ya pasó. La gente habla de cuando venían los gringos y teníamos muchos dólares, pero eso ya no va a volver”, señala.

Reportero desde 1992 y con otros dos libros en su trayectoria —Acapulco dealer, sobre narcoviolencia, y Aunque perdamos la vida, sobre las autodefensas—, Espino habla en entrevista acerca de la situación por la que atraviesan la llamada “Perla del Pacífico” y las personas que habitan ahí.

Publicidad

¿Cuándo fue que Acapulco dejó de ser el “paraíso” que los políticos y los medios presentaban en las últimas décadas del siglo XX?
Creo que fue a partir de los 90. El huracán ‘Paulina’ en 1997 vino a descubrir muchísimas cosas. Hubo muchísimas muertes. Fueron en las áreas más marginadas del puerto, aunque también le tocó a Costa Azul, una colonia clasemediera, pero el mayor número de víctimas ocurrió en las zonas marginadas. Ese fue un sacudidón de que el “Estado de bienestar” del que gozaba toda la población acá en Acapulco era un mito. Hay una pobreza terrible y ahora ya se conoce. Acapulco es la ciudad con mayor pobreza urbana del país, según el Coneval, y además durante muchos años, 2012, 2013, 2014, fue la ciudad más violenta del mundo junto con San Pedro Sula y Caracas, ahora se mantiene en cuarto o quinto lugar. Digamos que ese fue el inicio de la decadencia en términos de la ideología de que en Acapulco todo era bello y de ensueño.

Pero cuando se da la peor situación es a partir de 2005-2006, cuando ocurre el enfrentamiento en La Garita entre policías municipales y narcotraficantes del Cártel de Sinaloa, y perecen ahí unos del cártel pero dos meses después aparecen cabezas cercenadas de los policías que participaron en ese enfrentamiento. A partir de ahí, los enfrentamientos y los crímenes violentos, los homicidios dolosos, empezaron a subir hasta el punto de que en 2012 Acapulco tenía un promedio de 2,300, 2,400 asesinatos al año, un promedio de seis al día. Ya para 2013, Acapulco no tenía visitantes extranjeros. Los springbreakers iban por cientos a los hoteles de La Costera y dejaron de ir. La agencia que los llevaba dejó de ver a Acapulco como una opción segura para los muchachos.

¿Qué papel jugó la violencia del crimen organizado en esa revelación de los problemas de Acapulco? ¿Cuáles fueron los grupos protagónicos?
Eran dos nada más, los Beltrán Leyva y el Cártel de Sinaloa. Tenían una especie de pacto, que se llamaba La Federación, donde todos tenían sus zonas, el país repartido entre ellos, trabajaban en coordinación, etcétera, pero después empezó a haber pugnas. En Guerrero, en un tiempo estaban los dos, la gente de Beltrán y la gente del ‘Chapo’ (Joaquín Guzmán), convivían, se veían a lo mejor con recelo pero se respetaban, pero cuando los Beltrán se pelean con los de Sinaloa, que al final los Beltrán se quedaron con Guerrero, empieza a haber muchísimos pleitos entre los de Sinaloa y los Beltrán aquí en Guerrero.

Eso hizo que explotara la violencia ligada con el narcotráfico en Acapulco. Ahí era el principal centro de venta de drogas por ser destino turístico, los litorales, el trasiego… Se les queda a los Beltrán pero la gente de Sinaloa estaba dando la pelea y eso hizo que Acapulco fuera un baño de sangre. Lo que empeoró la situación fue cuando mataron a Arturo Beltrán en 2009 en Morelos, porque ya no había una cabeza a quien obedecer. Entonces, los grupos que obedecían a unos y otros empezaron a enfrentarse. Todavía peor en 2011, después de que aprehenden a ‘la Barbie’ (Édgar Valdez), porque Acapulco lo tenía controlado él. Cuando lo aprehenden o se entrega, los grupúsculos empiezan a atomizarse y a pelearse por el control de la ciudad y de la venta al menudeo de droga y de otros negocios: extorsión, secuestro, cobro de piso.

Eso hizo que salieran múltiples grupos, el CIDA (Cártel Independiente de Acapulco), La Barredora, La Familia… Se empezaron a pelear entre ellos y terminó siendo lo que sigue siendo. Sigue ese polvorín”.

Publicidad

¿Se sabe cuántas organizaciones criminales operan en Acapulco y Guerrero?
Hay un estimado. En el último dato que tuve eran alrededor de 25, 26 grupos en el estado. Solamente en Acapulco eran como seis, de grupos chiquitos a grandotes, de los grandes, como el CIDA, que tiene muchísimos años, desde antes de 2011, y hay infinidad de liderzuelos. Algunos grupos cohabitan, tienen acuerdos con otros, pero los que no, se enfrentan.

En el libro señalas que Acapulco no es todo Guerrero. En el estado, ¿cuál es la región más olvidada?
Históricamente, La Montaña ha sido la región más olvidada. Ha tenido durante décadas el municipio más pobre del país. En un tiempo era Metlatónoc, pero después Metlatónoc se divide en otro municipio, Cochoapa el Grande, que ahora lo único que ganó es que es el municipio más pobre del país. Se quiso separar para tener recursos propios, pero ahora es el municipio con mayor pobreza, más marginado. Esa región siempre ha sido muy olvidada. En la última década, de 2010 para acá, también ha sufrido el golpe del crimen organizado. Tlapa, que es el corazón comercial de la región, tiene grupúsculos del narcotráfico. No es casual que en esa región hayan surgido algunas de las primeras autodefensas, en 2012 o 2013, precisamente porque los grupos del narcotráfico veían esos lugares como zonas vírgenes para la venta de droga y el trasiego. En aquellas regiones se empezó a sembrar mucha amapola también.

Ahora con el gobierno de Evelyn Salgado en el estado, ¿tienes expectativa de que esto cambie?
El problema del gobierno del estado es que se está sujetando mucho a lo que haga la Federación. Digamos que está dejándose llevar por la estrategia de la Federación, no hay una estrategia propia, un plan propio en el estado para enfrentar, ya no digamos la violencia, sino lo que genera la violencia. Yo he escuchado a la gobernadora decir que se va a seguir con la estrategia del gobierno federal. Con la alcaldesa anterior, Adela Román, que fue la primera que llegó por Morena, tenía ya al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero el gobernador era Héctor Astudillo, priista, y a veces se piensa que es importante que tengan la misma corriente (el gobierno estatal y el municipal). Yo la entrevisté cuando era alcaldesa electa, todavía no tomaba protesta, y yo le dije “¿Cómo le va a hacer, por qué esa intención de querer ser alcaldes cuando Acapulco es ingobernable?”. “No, tenemos un plan…”.

Yo le dije que no hay una preocupación social y sociológica por la violencia en Acapulco. No hay un organismo más que la policía, pero la policía no sirve para eso, sirve para detener pero no para entender el fenómeno. ¿Por qué no hay un grupo de psicólogos, antropólogos sociales, sociólogos, criminalistas, que estén estudiando el fenómeno en Acapulco? Y creo que es lo que le hace falta a la gobernadora. Hay un fenómeno social de fondo que está empujando a los muchachos a enlistarse en la delincuencia.

Es contradictorio: hay zonas superexclusivas como Las Brisas, Diamante, y hay zonas marginadas, hay una violencia sistemática de Estado de la que no se habla. Esa violencia significa el abandono, abandonar a los chicos a su suerte”.

¿Crees que esto que ha pasado en Acapulco pueda ser un foco de alerta para que una descomposición así no ocurra en otro lado, por ejemplo, Cancún?
Desde luego. Creo que Acapulco es el mal ejemplo de lo que pasa si abandonas una zona que en un principio puede ser resplandeciente y termina decadente. Ahora la gente de Acapulco, y eso trato de retratarlo en las crónicas, suspira por el Acapulco que ya pasó. La gente habla de cuando venían los gringos y teníamos muchos dólares, pero eso ya no va a volver.

Ese Acapulco pertenece al pasado. Ahora la gente trata de sobrevivir como puede. Hay mucho burocratismo, también hay muchas dependencias federales, está también el ayuntamiento, pero la mayoría de la gente trabaja en el sector servicios, en el ramo turístico. Son meseros, taxistas, botones, es el grueso de la población pero es el que no disfruta Acapulco, es el que lo padece, y creo que en todo caso también debería disfrutar su ciudad, es el sector que la mantiene en hombros. Sí, Acapulco es el mal ejemplo que no se debe seguir.

MGID Recomienda

Newsletter

Los hechos que a la sociedad mexicana nos interesan.

Publicidad

Publicidad