Si bien los números no le dan al PRI para competir solo, el dilema del partido en los últimos años ha sido poner la balanza de lado que lo va a redituar más políticamente, como lo está haciendo en el proceso actual donde decidió ir en alianza con PAN y PRD en cuatro estados (Aguascalientes, Hidalgo, Durango y Tamaulipas) y en dos más solo: Oaxaca y Quintana Roo.
“En cada estado su alianza es diversa y tiene una lógica distinta... el dirigente nacional juega dependiendo de qué le conviene más en su relación en la búsqueda de una candidatura a la presidencia”, dice Gustavo López Montiel, politólogo del Tecnológico de Monterrey.
Es muy diverso en la forma en la que el PRI se presenta en esta elección, va a obedecer a una dinámica local.
Desde 2018 que el PRI perdió frente a Morena y Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales con la votación más baja en su historia, el partido ha intentado reconfigurarse y conservar lo que le queda de poder a lo largo del país.
“Cada elección tiene sus particularidades, se llevan a cabo en contexto distinto, y los partidos tenemos que diseñar y planear en razón de nuestra capacidad, particularmente en nuestro partido, en razón de la presencia territorial en todo el país”, señala el secretario de Acción Electoral del PRI, Carlos Iriarte Mercado.