Previo a su Sexto Informe de Gobierno, el gobernador saliente, el priista José Ignacio Peralta declaró que entregaría un estado en mejores condiciones que el que recibió. Pero meses antes, en julio, informó que Colima enfrentaba una "severa crisis financiera".
Peralta Sánchez justificó que cuando asumió la gubernatura en 2016, recibió un estado en quiebra y sin tener la posibilidad de acceder al mercado del crédito, pues la calificación crediticia estaba colapsada. "Pasé 2016 y 2017 sin acceso al mercado de crédito", dijo.
A lo largo de 2021, los burócratas del estado denunciaron el "impago salarial" por varias quincenas a trabajadores, jubilados y pensionados, por lo que exigieron al Congreso local realizar una auditoria a fondo, extraordinaria, de toda la gestión administrativa de Ignacio Peralta Sánchez.
En julio, el priista anunció que la crisis financiera le impedía hacer estos pagos, así como enviar recursos a instituciones públicas descentralizadas u órganos autónomos, también para su nómina. En este sentido, consideró que la única manera de cumplir con los salarios sería con recursos extraordinarios de la Federación.
Por toda esta situación, Ignacio Peralta estaba citado a comparecer el 27 de octubre ante el congreso local para explicar el quebranto financiero en el que dejará el estado, pero no acudió porque, según un documento oficial, había viajado a la Ciudad de México a solicitar dichos recursos.
Así que ahora que asume el cargo de gobernadora, este será uno de los principales problemas que Indira Vizcaíno tendrá que resolver con apoyo de la Federación.
"La nueva gobernadora llega a un estado que está atrapado en su propia realidad, un estado débil en términos financieros y de fuerza como administración", dice a Expansión Política Gerardo Rodríguez, especialista en seguridad y política, y profesor e investigador de la Universidad de las Américas Puebla.