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#Crónica | La carrera contrarreloj para rescatar a vecinos del Chiquihuite

Fuerzas de seguridad mantienen acordonada la zona mientras rescatistas intentan hallar a tres posibles víctimas. La labor se complica por la inestabilidad del terreno y la amenaza de lluvia.
sáb 11 septiembre 2021 07:39 PM
Cerro del Chiquihuite
La zona del deslave permanece acordonada y con cuadrillas en labores de rescate.

TLALNEPANTLA, Estado de México.— El deslave de una parte del Cerro del Chiquihuite, en Tlalnepantla, puso a los cuerpos de rescate en una carrera contrarreloj. Primero, porque corre el tiempo para poder rescatar con vida a tres posibles víctimas, personas que ya fueron identificadas como desaparecidas tras el siniestro. Segundo, porque las condiciones climáticas y del suelo complican esas labores.

La colonia Lázaro Cárdenas captó la miradas del país este viernes, por el deslizamiento de rocas gigantes y tierra que se llevó a su paso casas edificadas a las faldas del cerro. De acuerdo con autoridades mexiquenses, el saldo es de una persona fallecida, una lesionada y tres sin localizar.

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Entrar o salir de la zona del desastre es complicado por las calles estrechas, la gran cantidad de topes y las pronunciadas pendientes.

El deslave ocurrió en la parte más alta de la zona habitada. Doña Paz, quien vive en la calle Club de Exploradores de Chimalhuacán, a dos cuadras del siniestro, dijo que, a pesar de lo aparatoso del desgajamiento, las rocas se detuvieron y no avanzaron hacia otros puntos.

“Imagínese que esas piedrotas se hubieran ido rodando por la calle hasta allá abajo, no me quiero imaginar cuánta gente habría muerto o salido herida”, alertó.

Por el riesgo latente de un nuevo deslizamiento de tierra, al menos 80 familias de casas cercanas a la “zona cero” fueron desalojadas de inmediato.

Mariana, quien vive con su esposo y dos hijos, no dudó en dejar su domicilio y acudir a la casa de una de sus sobrinas para resguardarse.

“Son momentos muy difíciles, pero creo que primero está el bienestar de la familia; llevo cosas importantes, documentos y ropa, lo importante es que esté bien mi familia porque lo material lo podemos volver a recuperar”, expuso mientras cargaba dos bolsas grandes.

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El acordonamiento fue realizado por elementos de la Guardia Nacional y de la Secretaría de Seguridad del Estado de México.

Los controles de entrada y salida son muy estrictos, pues solo personal autorizado por el centro de mando puede estar en la zona del desastre.

El subsecretario de Gobierno del Estado de México, Ricardo de la Cruz Musalem, dijo en entrevista con medios que esto se da para evitar que más personas entorpezcan las labores de rescate y descartar que haya vandalismo, actos de rapiña o saqueos en las casas desalojadas.

Solidaridad ante las emergencias

El rostro solidario de decenas de personas y familias enteras no se hizo esperar. Acudieron al lugar para repartir —sin distinción alguna— agua simple y de sabor, refrescos, pan dulce, tortas y hasta grandes cazuelas con arroz, chicharrón en salsa verde y huevos revueltos.

“Es que son mis vecinos los que están en peligro y, aunque no lo fueran, siempre es bueno ser solidario”, dijo Vanesa al momento de repartir comida a policías y rescatistas.

Hubo personas que no colaboraron económicamente con la compra de comida, pero su forma de apoyar fue cargar los víveres desde vehículos.

Para dar ánimos a los cuerpos de rescate, algunos vecinos se organizaron para cantar el himno nacional y ondearon una bandera de México.

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Se prolongarán las labores de rescate

De acuerdo con el subsecretario De la Cruz, es necesario que personal especializado en deslaves realice los estudios para descartar riesgos de un nuevo derrumbe y, posteriormente, el terreno debe estabilizarse antes de comenzar con la remoción de rocas con maquinaria pesada. Para que esto ocurra, pueden tardar varios días o incluso semanas.

“¿Cuál es el problema ahorita? Que si no está estabilizado, la vibración de la propia maquinaria podría generar un problema adicional; también tenemos condiciones de lluvia, que eso generará un riesgo adicional”, dijo.

El funcionario mexiquense advirtió que hay rocas que, según especialistas, pesan hasta 200 toneladas y los apuntalamientos no son efectivos con la lluvia o con las condiciones de reblandecimiento de tierra. Por ello, se requieren mayores estudios de diferentes instituciones como la UNAM, el Centro Nacional de Prevención de Desastres y Protección Civil, entre otras.

Personal de Protección Civil del Estado de México admitió que no será fácil para camiones de volteo y retroexcavadoras llegar a la zona del deslave, y cargar las toneladas de roca y tierra que se desprendieron del Chiquihuite.

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