Esa realidad que enfrenta el 23% de la población mexicana, ha jugado a su favor. El Coneval reconoce que la concentración de población en el ámbito urbano (más de 70% de la población habita en ciudades), la conectividad de la red carretera, la movilidad de las personas y/o las características socioeconómicas de los territorios, han sido factores para la dispersión de la epidemia.
La dispersión de la enfermedad ha tenido lugar desde las zonas urbanas hacia las zonas periféricas y finalmente, a las localidades rurales.
Coneval
Desde el año pasado, las autoridades sanitarias nombraron "municipios de la esperanza” a 324 localidades que no reportaban casos y tenían colindancia con otros en la misma situación. En estos lugares, se podía comenzar a retomar las actividades en mayo del año pasado, tras la Jornada de Sana Distancia. Pasadas tres semanas, solo quedaban 60 municipios en estas condiciones, según la Secretaría de Salud.
Entre los datos de la Secretaría y el Coneval hay discrepancia debido a que usan marcos geoestadísticos distintos. El Consejo específica que cuando se hace referencia a datos de pobreza, se cuentan 2,457 municipios. De éstos, al 31 de diciembre, se contabilizaban 159 sin casos de COVID, los cuáles 143 son de Oaxaca, para marzo la cifra había disminuido a 104 y 88, respectivamente.
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En ese entonces, Adolfo Regino Montes, director general del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) agradeció a las autoridades municipales porque gracias a sus decisiones y a su esfuerzo lograron proteger a sus localidades de los contagios.
“Sobre todo a lo valioso que son las decisiones las comunitarias, ustedes han sabido tomar las medidas y sobre todo los controles sanitarios para evitar la propagación del COVID-19 en sus jurisdicciones comunales. Gracias a esta decisión, tenemos municipios que están libres de contagios de esta enfermedad”, aseguró.