Beatriz Paredes: “Nuestro país en este momento no requiere líderes polarizantes”
La experimentada política considera que México requiere una convocatoria al reencuentro y en esa tarea la postulación de una mujer es garantía de diálogo, de negociación y vocación pacifista.
A Beatriz Paredes Rangel le sobran pocos cargos públicos por ocupar. En sus casi 50 años de carrera política, la senadora del PRI ha caminado el país como diputada local, federal, gobernadora, subsecretaria de Estado y con más de una veintena de cargos en el partido que algún día fue hegemónico y que hoy lucha por no perder sus últimos resquicios.
Pero a sus casi 70 años, la priista ha levantado la mano para encabezar la candidatura presidencial de la alianza opositora del PRI, PAN y PRD que busca construir una opción electoral para frenar a Morena en el 2024 y "rescatar la democracia", pues para ella, no es ninguna exageración que hay un tendencia hacia el autoritarismo en el país.
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Beatriz Paredes: “Nuestro país en este momento no requiere líderes polarizantes”
Frente a los ojos de la exlíder nacional del PRI han pasado muchos hombres de poder y estilos de gobernar, por eso dice con seguridad que México no necesita líderes polarizantes, sino una figura que lo conduzca en un marco de diálogo y entendimiento.
"Alentar el conflicto es muy fácil, lo difícil es conducir en país en búsqueda de la armonía y del avance".
Paredes, quien ha sido presidenta de ambas cámaras legislativas, se dice dice preparada para construir una opción competitiva al oficialismo y asegura que se está a tiempo de lograrlo, a pesar del escepticismo de la mayoría.
La experimentada política y legisladora lo pone así: “En 1988 el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas empezó siendo candidato de un pequeño partido, el Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), y la decisión de los partidos de respaldarlo como candidato prácticamente único se tomó en el último mes”, refiere Paredes, al recordar la elección presidencial de 1988 que puso en jaque al priismo y con el que comenzó su declive.
En entrevista con Expansión Políticaen las instalaciones del Senado, la cinco veces diputada federal, dos veces senadora, y líder nacional de su partido se sincera y confiesa que llora con frecuencia, pues Beatriz Paredes no es siempre la senadora que se ve a través las lentes de las cámaras.
La política que es conocida también por su afición por la música, el canto y la bohemia, dice reírse con las ocurrencias de Manolito el de Mafalda o Garfield, el gato socarrón, pero confiesa que la hace enojar el descuido de los detalles, que pueden hacer diferencia.
Aquí parte de la entrevista.
Usted ha levantado la mano para reconstruir este país a partir del 2024. ¿Cuáles son las fortalezas que tiene? Creo que la vida me ha dado oportunidad de conocer México bien, conozco México a profundidad, no sólo el México de los grandes edificios y de las condiciones de bonanza, conozco el México profundo, el México de las zonas más escarpadas, de las poblaciones más alejadas y en esos contrastes me parece que es indispensable comprometerse con México.
¿Por qué hacerlo en este momento y no cuando había mejores condiciones para una candidatura? Porque ahorita es cuando nos requiere el país, ahorita es cuando requiere el esfuerzo de todos para que podamos superar las adversidades y encontrar oportunidades.
¿Cuál es el mejor método para garantizar la legitimidad del candidato de la oposición? Desde mi perspectiva, el método más democrático posible es la mejor opción. Puede ser un método similar a las primarias, creo que debe participar la sociedad civil, una mezcla con participación directa de los ciudadanos, de los militantes y encuestas, el método más democrático posible con participación directa de la ciudadanía. Esa es mi posición, es mi posición personal. Los partidos tendrán que revisar, pero de cualquier manera yo insistiría en que participe la sociedad civil.
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Ni los ven ni los oyen
Beatriz Paredes hoy es parte de la oposición que ha dado la batalla en el Senado para formar un bloque de contención y al igual que en los años vigorosos de su partido, el bloque de Morena ha utilizado su mayoría para pasar por encima de la oposición, pero ella misma advierte que nunca de la Constitución y de otros poderes, como se ha visto con este gobierno y su legisladores. Con todo, la senadora subraya que de las últimas decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación —que frenó la militarización, una parte del “Plan B” electoral y el decreto presidencial para dar como seguridad nacional las obras prioritarias— son una muestra saludable de la vigencia del Estado de Derecho en México.
¿Cómo se siente la oposición en donde pareciera ser que “ni se les ve ni se les escucha”? Quienes no nos ven o no nos escuchan en ocasiones son los integrantes de la mayoría oficialista de Morena y sus aliados. Pero la historia sí nos escucha y queda el registro cuando se viola la Constitución o se toman decisiones adversas al país. Creo que una de las grandes lecciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al invalidar una parte del “Plan B” de reforma electoral es que las relaciones entre los grupos parlamentarios y el Ejecutivo no estén marcadas por un verticalismo, por instrucciones inamovibles que no se puedan discutir.
Este no puede ser el país de un solo hombre, de un pensamiento unipersonal pues es una nación extraordinariamente heterogénea, diversa, y lo más saludable es el diálogo.
-¿Cuáles son las cosas que más le preocupan de lo ocurrido en este sexenio? ¿Cuáles son las que si pudiera cambiar lo haría con mayor urgencia? No diría sólo en este sexenio, pero sí se han profundizado en este. El más grave es la inseguridad. Y quien no quiera reconocerlo o no quiera verlo, pues es simplemente que quiere tapar el sol con un dedo. Hay un problema serio: la gente tiene temor de que sus hijos no regresen, a ser secuestrado o a pagar derecho de piso por su negocio. También está la crisis en la política pública de salud: hay un desabasto de medicamentos por ineficacia y equivocada estrategia que buscan corregir, pero poniendo en riesgo al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Se han equivocado de manera muy delicada. Está además el abandono del sector agropecuario: la desaparición de la Financiera Rural y del financiamiento para la producción alimentaria en pequeñas superficies es una decisión errónea.
Creo que lo que puede caracterizar este sexenio es una expresión: destrucción de instituciones más que construcción de opciones
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¿Es exagerado decir que en el 2024 se juega la libertad y el autoritarismo? No es una exageración si vemos que hay conductas que se han negado al diálogo y no hay capacidad de reconsiderar. Las tendencias al autoritarismo allí están y es fundamental que haya evidencia de que los candidatos del partido del gobierno tienen una convicción democrática que no pretende reproducir estas tendencias autoritarias.
Las elecciones en el 2024 traerán mucha polarización, ¿cuál cree que será el papel del presidente en ello? Yo pienso que al presidente le hubiera gustado más ser líder de una oposición al gobierno. No lo veo a gusto como presidente.Los presidentes generalmente cuidan las instituciones y las palabras de los presidentes generalmente son para exhortar los países y las sociedades al encuentro, a la armonía. Yo veo más un liderazgo que pretende empujar proyectos.
Me parece que la figura presidencial debería alejarse de una posición electoral en beneficio de la neutralidad electoral y del respeto a lo que establece la legislación electoral.
¿Alcanza el tiempo para construir y abrazar a una figura de oposición que pueda enfrentarse al candidato oficial? Quien gana las elecciones es el voto de cada ciudadano, lo importante es que se decidan a votar. Más que las figuras iluminadas o la reedición de los caudillos, lo que México requiere es una población activa y participando. Eso es lo que verdaderamente le va a dar destino al país y evitará los abusos. En 1988 el ingeniero Cárdenas empezó siendo candidato de un pequeño partido, el PARM, y la decisión de los partidos de respaldarlo como candidato prácticamente único se tomó en el último mes. Entonces, esto de que los tiempos se acaban, no tiene nada que ver con cómo ha sido la realidad política en el país. El único interesado en que se adelantara el proceso sucesorio ha sido el presidente para que todo mundo esté hablando de las elecciones en lugar de los problemas del país.
¿Cuál es el mejor método para garantizar la legitimidad del candidato de la oposición? El método más democrático posible es la mejor opción. Puede ser similar a las primarias, creo que debe participar la sociedad civil, una mezcla con participación directa de los ciudadanos, de los militantes y encuestas. Yo insistiría en que participe la sociedad civil.
Muchos han dicho que si su partido no gana estarían al borde de la extinción. ¿Es catastrofista esta visión? Todos los partidos políticos están en una etapa muy difícil. El PRI siempre es criticado, cuando ganaba porque ganaba todo o porque pierde, el PRI siempre es criticado. Cuando presidí el PRI me entregaban en cada evento su acta de defunción, unos meses después recuperamos la mayoría en el Congreso y después tuvimos éxito en las elecciones.
La normalidad democrática es así, no se puede declarar que se va a arrasar en las elecciones, ni se puede decir que va a desaparecer un partido en las elecciones.
¿Los errores del pasado son una fortaleza de Andrés Manuel López Obrador? Yo creo que la oposición debió haber participado en las elecciones con una estrategia distinta, tal vez la oposición debió haber ido unificada, en fin, no solo hay un factor, es multifactorial.
Tiempo de las mujeres
Paredes, quien fue gobernadora de Tlaxcala a sus 34 años, dice que el país requiere una convocatoria al reencuentro, y en esa tarea, la postulación de una mujer es garantía de diálogo, de negociación y vocación pacifista, pero advierte también que no en todos los casos un cuerpo de mujer es garantía de compromiso con el género.
Usted empezó su carrera política siendo muy joven, ¿cuál es la diferencia con lo que se vive hoy? A veces nos invitaban a ser parte de un presidium nada más para que hubiera un vestido de colores y no todos fueran trajes formales, oscuros y corbatas, es este juego de palabras que dicen que te invitaban de florero, pero sin respeto real a tu persona o a tu personalidad. Yo tuve oportunidad de ser diputada local cuando era la única mujer en mi congreso local, después fui la segunda mujer que presidió el Congreso de la Unión y entonces éramos 35 diputadas de casi 400, entre 10 y 15%. Y ahora somos el 50%, la mitad. Cuando traté de dirigir la Confederación Nacional Campesina el único argumento que me ponían como obstáculo es que era yo mujer. Por eso exigí una elección democrática y la gané.
¿Está satisfecha con lo que han logrado las mujeres en la política? Hoy han cambiado las condiciones de participación, sin embargo, yo no estoy satisfecha porque tenemos que ver muchas cosas en la vida real de las mujeres, no en los temas de participación política únicamente, sino por ejemplo frenar la violencia intrafamiliar, esa es una gran transformación cultural que hace falta.
¿Las mujeres en el poder le han fallado al género? Creo que cuerpo de mujer no necesariamente significa el mismo grado de compromiso con las mujeres. Aunque sí hay cosas que cambian de manera automática. Por ejemplo, cuando fui gobernadora ratifiqué a las mujeres que tuvieran puesto de dirección las conociera o no. Cuando fui presidenta del partido, postulé en municipios clave a candidatas mujeres. Aunque como abanderadas tenemos que mostrar más eficacia, pues se nos juzga con mayor severidad y por una bola de tonterías. La superficialidad de los juicios sobre nosotras me deja asombrada.
Es probable que en la lucha hacia el 2024 por primera vez veamos competir a mujeres por la presidencia. ¿Qué visión del país pueden dar? No puedo hablar por otras mujeres, pero sí de cuál es mi compromiso. Yo desde hace muchos años, no ahorita, tengo la convicción de que cuando las mujeres participamos en la política debemos tener una norma personal: no utilizar la guerra sucia por razones personales en contra de ninguna otra mujer que se dedique a la política. Puede haber confrontación ideológica, de proyecto, pero el usar recursos bajos de guerra sucia por razones personales no lo admito en mi visión de la ética política.