Combate a la corrupción
En el discurso presidencial con la reforma se acabará con la corrupción en el Poder Judicial. Para ello se plantea la creación de un Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ), como un Tribunal independiente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SJCN) y del Órgano de Administración de la Corte, que investigará irregularidades.
Para Laurence Pantin, directora general de la Fundación para la Justicia, el motivo es loable, pero la solución no, y podría ser riesgosa para la independencia judicial, es decir para la libertad de criterio que debe tener todo juzgador al emitir sus resoluciones, sin presiones indebidas.
Por ejemplo, las razones por las que ese TDJ puede sancionar a las personas juzgadoras no son causales ya establecidas en la Ley General de Responsabilidades Administrativas, sino que “se incluyeron términos ambiguos como 'actos u omisiones contrarios a la adecuada administración de justicia', o a la 'imparcialidad' o 'independencia', y todos ellos dan pie a una interpretación a modo”.
Incluso una sentencia que no guste, sin parámetros ya previstos en ley y sujetos a decisión de quien integre ese TDJ podrá ser motivo de sanción, “por eso decimos que está ese riesgo de que los jueces sean investigados por el sentido de sus sentencias”, indica Pantin.
Se suma a la preocupación el hecho de que ese TDJ “concentra las funciones de investigación, substanciación y resolución, contrario a lo establecido en los estándares internacionales y la Ley General de Responsabilidades Administrativas”.
“Hay un error de diseño cuyas consecuencias podrían ser graves”, anotó la especialista: el TDJ será de tres integrantes, pero el pleno que resuelva sobre los casos que se proponga esa primera instancia será de cinco miembros –incluidos los tres del TDJ– por lo que no hay independencia entre la primera y la segunda instancia, y con ello no estará garantizado que los casos se resuelvan con garantías para las partes.
Un problema adicional de la reforma es que el órgano disciplinario también será electo por el por voto popular “es decir, mediante un proceso politizado, es extremadamente peligroso”, por lo que no se cuida la idoneidad de los perfiles, además de que no se prevén medidas disciplinarias si quienes queden al frente incurren en anomalías.