Esto después de que el bloque de diputados “marcelistas”, que intentó en vano crear una bolsa de recursos para la reconstrucción de Acapulco, Guerrero, devastado por el huracán Otis, había obtenido la promesa de apoyo del coordinador morenista Ignacio Mier, pero la bancada no sólo los dejó solos, sino que votó en contra, incluso, de que la propuesta se discutiera.
Lo que generó inconformidades de los diputados marcelistas. “¡Los traidores a la Patria están dentro de Morena!”, sostuvo a gritos la diputada Ávila en el salón del plenos camaral, con lo que marcó su salida del partido, aunque minutos después la otra parte de Morena la expulsó de facto.
“¿Saben quiénes nos impidieron que transitaran (las propuestas)?. ¡Dentro de nuestra propia bancada de Morena¡. Que Guerrero se entere que, desde el Poder Legislativo, Morena, la bancada en la que he creído y militado traicionó a los que se han quedado sin nada, a los muertos. ¡Que ellos mismos nos frenaron¡, ¡Que el anhelo de justicia social es una simulación¡ y si me cuesta el cargo, se los entrego, pero la dignidad jamás”, acusó Ávila, desde una curul ajena, ubicada del lado priista.
Sólo faltó una chispa para que brotara la molestia en los marcelistas. Y esta la había puesto unos minutos antes la panista María Teresa Castell, quien suele confrontarse a gritos con los morenistas.
“A mi diputada Selene Ávila, la volvieron a doblar”, dijo en la tribuna la legisladora del blanquiazul. Y la marcelista no se quedó callada, se retocó el maquillaje y pidió la palabra para lanzar las acusaciones y rematar, con el dedo acusador a su bancada:
“¡Ahí están los que impidieron que llegara el dinero!, ¡Los que abdicaron a su facultad constitucional! ¡Son una vergüenza de bancada, me avergüenzo de ellas y de ellos!”, sentenció.
Ya para entonces panistas y priistas la rodeaban, en apoyo, hasta Castell, quien la acicateó.