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Cascajo y desechos se convierten en tecnosuelos para el Bosque de Chapultepec y camellones de CDMX

Un grupo interdisciplinario de la UNAM lleva seis años desarrollando esta técnica para que los suelos recuperen sus funciones naturales y combatir la degradación.
vie 21 noviembre 2025 10:06 AM
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Vista del Bosque de Chapultepec en donde también se ha aplicado la técnica de tecnosuelos diseñada por expertos de la UNAM. (Foto: Rodrigo Oropeza/AFP)

El suelo natural en la CDMX ha sido desplazado en su mayoría por superficies de concreto y hoy solo persiste en algunas zonas aledañas y espacios limitados. Las inundaciones, las olas de calor y la extracción de agua del subsuelo a mayores profundidades son algunas de las consecuencias de esta transformación del territorio.

Ante este panorama, un grupo interdisciplinario de la UNAM trabaja en el desarrollo de tecnosuelos como una alternativa para enfrentar estas problemáticas y, al mismo tiempo, aprovechar desechos orgánicos e inorgánicos en la recuperación de funciones ambientales del suelo.

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Desde finales de 2019, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollan el proyecto de los tecnosuelos o tecnosoles, como también se le conoce a la combinación de desechos orgánicos e inorgánicos y cuyos resultados ya se observan en el Bosque de Chapultepec, camellones de algunas alcaldías y en el cultivo de frijol.

¿Qué son los tecnosuelos?

En la CDMX se generan alrededor de 14 mil toneladas de residuos al día, lo que suma más de cinco millones de toneladas al año. De ese total, 41% corresponde a residuos orgánicos y 58% a inorgánicos, lo que representa una presión constante sobre la gestión ambiental y urbana de la ciudad.

La agrónoma y académica del Instituto de Geología de la UNAM, Lucy Mora Palomino, explica que en una primera etapa se emplearon compostas provenientes del Bordo Poniente, combinadas con residuos de excavación, conocidos como cascajo.

Con el tiempo y tras analizar los resultados, el equipo decidió aplicar tecnosuelos en camellones, utilizando materiales disponibles en la zona, bajo un enfoque de economía circular y reaprovechamiento local.

Los tecnosoles (o tecnosuelos) son suelos construidos a la medida mediante la mezcla de materiales orgánicos e inorgánicos en distintas proporciones. Su principal objetivo es imitar procesos naturales y restaurar áreas degradadas aprovechando desechos disponibles en la región.

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Investigadoras de la UNAM, en colaboración con la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (DGCORENADR) desarrollan suelos artificiales, a partir del uso del cascajo, que sean útiles para la producción masiva de árboles empleados en la revegetación de zonas urbanas de la CDMX. (Foto: Sedema / Cuaartoscuro)

Se pueden elaborar diferentes combinaciones dependiendo del objetivo específico (propagar plantas, restaurar suelos, infiltrar agua), por lo que también son conocidos como "suelos hechos a la medida".

Por eso se llaman tecno porque tiene al menos 30% de materiales artificiales y resulta en una estructura muy semejante al suelo
Lucy Mora, doctora en agronomía

La investigación comenzó haciendo un inventario de posibles materiales de desechos y son los siguientes:

Orgánicos: residuos de la poda, de jardinería, composta (o compós), lombricomposta, biocarbón (producido por pirólisis), residuos de alimentos, astillas de madera, trozos de madera, lodos residuales.

Inorgánicos: residuos de la construcción, de demolición (cascajo), residuos de excavación, concretos reciclados, cerámica, tabla yeso, ladrillos, piedra.

La geóloga experta en física de suelos, Blanca Lucía Prado Pano, explica que ante el panorama de que algunas de las alcaldías capitalinas están pavimentadas en más del 90%, recuperar lo natural es un proceso que sí se puede realizar con el objetivo de que el suelo cumpla su función de infiltración, vital para recargar los mantos acuíferos, de donde se consume el 70% del agua de la ciudad.

“Hemos logrado implementar superficies importantes de tecnosoles, tecnosuelos en el Parque Cuitláhuac, Parque ecológico de la CDMX, Bosque de Chapultepec y camellones”, detalla en entrevista con Expansión.

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Vista desde un dron del monumento a los Niños Héroes y el Castillo de Chapultepec, en el Bosque de Chapultepec. (Foto: Raquel Cunha/Reuters)

La académica del Instituto de Geología de la UNAM explica que este desarrollo ya tiene frutos gracias a la colaboración con la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural, (CORENADR), así como con la Industria Privada para la implementación de azoteas verdes sin utilizar materiales naturales, sino con materiales de desecho.

“Ellos se encargan, entre otras cosas, de reproducir las plantas que utiliza la ciudad para revegetar”, señala.

Mora Palomino explica que la colaboración con CORENADR se realizó en tres etapas. La primera consistió en identificar a las especies de árboles que respondieron bien a las mezclas de residuos orgánicos.

“El salix (sauces) y el fresno fueron las especies `estrella´ que mejor respondieron a las mezclas de tecnosoles. La segunda etapa incluyó especies urbanas como bauhinia (la falsa orquídea), fresno, salix (ahuejote), el níspero y el oyamel”, precisa en entrevista.

Lucy Mora detalla que tras observar los resultados en viveros en los que no se utilizaron fertilizantes, decidieron trasladarlo al campo, además de que identificaron especies de árboles que requerían otro tipo de tecnosoles. Las especies que se llevaron al campo fueron la falsa orquídea, el níspero y el fresno.

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Los tecnosoles también se aplican en los víveros. (Foto: gaceta.unam.mx)

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Tecnosuelos y alimentos

Las combinaciones de los materiales varían conforme los objetivos deseados y los resultados, así lo explica el biólogo Víctor Peña, que para la producción de alimentos derivados de la milpa como es el maíz, frijol y la calabaza se utilizaron siete tratamientos de Tecnosoles utilizando residuos de construcción, residuos de excavación, composta, lombricomposta, biocarbón y trozos de madera.

“Lo bonito de nuestro estudio es que cuatro de siete tecnosoles fueron excelentes para poder crecer estas plantas. En este experimento realizado en la UNAM utilizamos residuos de construcción, excavación, composta, lombricomposta, biocarbón y trozos de madera; puros residuos”.

“El frijol se desarrolló muy bien y obtuvimos una producción muy importante a pequeña escala y sin utilizar fertilizantes”, aclaró el experto sobre la aplicación de tecnosoles.

El experto asegura que aplicar los tecnosoles en la agricultura urbana ayudaría, además del autoconsumo, a evitar el saqueo del suelo natural.

“Los bosques cada vez están más deteriorados porque se extrae suelo, hojarasca de los bosques y se interrumpe el ciclo de nutrientes, por lo que se deterioran a lo largo del tiempo. En cambio, con la elaboración de los tecnosoles, podemos dejar de consumir suelo natural, que ya sería una gran ventaja”, sentenció Víctor Peña.

La creación de los tecnosoles ayuda al medio ambiente, permite reducir la extracción de tierra negra y otros sustratos de las zonas de conservación, además de revalorizar los residuos de la construcción y demolición que generan las ciudades, además del cultivo de alimentos sin fertilizantes, coinciden los expertos.

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