Las otras dos son la Brigada de Vigilancia Animal, con elementos de la Policía capitalina, y la Agencia de Atención Animal (Agatan) de la Secretaría del Medio Ambiente.
Mientras que en la Fiscalía capitalina se abrieron 2,006 carpetas de investigación por maltrato animal de 2018 a 2024, pero de estas solo 389 se judicializaron, es decir, 19.4%.
“De todas las instancias de gobierno no se hace una”, advierte Norma Huerta, directora de la asociación civil Mundo Patitas, dedicada al rescate de perros desde 2009.
¿Y las autoridades?
El abandono de Apolo fue denunciado por vecinos en redes sociales y en medios de comunicación, e incluso reportado ante la Brigada de Vigilancia Animal y la Procuraduría Ambiental.
Ninguna de estas dos autoridades rescató a Apolo, tampoco a otros perros maltratados dentro del mismo domicilio en la alcaldía Azcapotzalco. La PAOT se limitó a pegar un oficio en la puerta, pese al riesgo para la vida de los animales.
Apenas el 10 de septiembre, organizaciones animalistas se manifestaron frente a la Secretaría de Seguridad Ciudadana para exigir la destitución de la directora de la Brigada de Vigilancia Animal, Mónica Ballesteros Garduño.
La falta de acción ante la denuncia por el caso de Apolo, la acusación de haber desaparecido y suplantado a los perros Fursio y Puppy, la tolerancia al uso de animales en protestas de defensores de la tauromaquia y la ausencia de operativos en mercados públicos donde se venden animales, son algunas de las razones de las y los activistas para pedir la renuncia de Ballesteros.
En el caso de Apolo, incluso fue rescatado por dos periodistas, quienes fueron denunciados por allanamiento de morada. Los comunicadores decidieron actuar cuando no hubo respuesta de las autoridades.
Tanto la Brigada de Vigilancia Animal como la PAOT se limitan a acudir al sitio de la denuncia en casos de maltrato para intentar conseguir una mediación con la persona señalada de maltrato o la entrega del animal.
“La PAOT es un tiburón sin dientes que no tiene la capacidad de atender las denuncias. A la hora de la acción la ley los faculta para solo ir a tocar y decirle al maltratador '¿Por qué no me regala el perro o el gato maltratado, en buena onda?' y depende la decisión del maltratador”, explica la activista de Mundo Patitas.
Solo cuando se levanta una denuncia ante la Fiscalía capitalina y un Ministerio Público ordena un cateo, las autoridades intervienen sin depender de la voluntad de la persona denunciada, pero en seis años solo en una de cada cinco denuncias el Ministerio Público obtuvo la orden de un juez para hacer una imputación penal en contra de una o varias personas responsables.
Es difícil llegar a la justicia, es ridículo el porcentaje de denuncias que llegan a una sentencia en el rubro de la protección animal".
Norma Huerta, directora de Mundo Patitas.