Jesús Sesma, diputado local y líder del Partido Verde en la CDMX, dice que el sector taurino mueve anualmente alrededor de 141.5 millones de pesos en la CDMX -que representa el 3% del Producto Interno Bruto capitalino- por crianza de toros de lidia, transportación, venta de boletos a las corridas de toros, venta de alimentos, bebidas y patrocinios, entre otros elementos.
No obstante, resalta, lo que busca el sector taurino es mantener un estatus cultural, político y social dentro de un espectáculo, más allá de intereses económicos.
No es un tema de ganancia, porque es un tema -desde mi punto de vista- de divertirte a costa de la violencia, la muerte y el sacrificio de estos ejemplares. Si quieren ver sangre, que se muden de estado”.
Jesús Sesma, diputado local del PVEM.
Taurinos ven prohibición disfrazada
Arturo Macías, "El Cejas", torero con 600 corridas y 36 cornadas, ve la decisión del Congreso capitalino como “una prohibición disfrazada” y pone en duda la viabilidad de las corridas sin violencia.
“Es inviable por muchas cosas: un toro no se puede tratar como si fuera cualquier otra especie, un toro es agresivo, tiene bravura en su interior, no se puede cronometrar tampoco", explica.
Nos vamos a encontrar desempleadas millones de personas, aunque eso no es lo grave, lo importante, lo peor es que esto es una prohibición disfrazada”.
Arturo Macías, "El Cejas", torero.
Macías incluso considera que la reforma podría significar el comienzo de la desaparición del toro bravo.
“El toro bravo simplemente tiene sentido para la tauromaquia, es donde él tiene su identidad, no sirve para ganado de engorda, entonces terminarían extinguiendo al toro bravo. Mantener al toro bravo es carísimo, lo mantenemos los ganaderos, los toreros, los que amamos al toro bravo”, señala.
Para Macías, queda incierto su propio futuro, tras 30 años dedicados a la tauromaquia, de los cuales 20 ha sido torero y antes novillero.
“Me parte el alma, desde que tengo uso de razón he amado la tauromaquia, le he dado mi vida”, manifiesta.
Juan Pablo Sánchez, torero desde hace 15 años, ve la prohibición de las corridas de toros tradicionales como un atentado en contra del derecho al trabajo de miles de personas.
"A esto me he dedicado toda mi vida, con esto mantengo a mi familia, entonces me están quitando el pan de la boca. La gran mayoría de los diputados que están en contra (de las corridas de toros) no conocen al toro, no conocen de ganadería y hubo cero diálogo”, se queja.