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Alameda Central: tierra de skatos, sonideros, feministas y conflictos

La Alameda Central ofrece un sinnúmero de productos a la venta y experiencias, desde baile; cada grupo la hace suya y donde convergen la diversión y los conflictos.
vie 28 febrero 2025 05:27 AM
La Alameda Central y Bellas Artes, plazas públicas de todos y de nadie
La Alameda Central es un sitio emblemático de la CDMX a donde acuden miles de visitantes cada día, y donde convergen diversos gustos.

“No dejes que, nos coma el Diablo amor, que nos trague su calor, no dejes que…”, se le escucha cantar a una banda de rock que toca una canción de Caifanes en la esquina de Avenida Juárez con Balderas. Entre los curiosos que escuchan hay algunos que presumen saberse la letra y pasan al lado tarareándola, hay otros que deciden quedarse a disfrutar de las tonadas.

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Más adelante, frente a la Alameda Central, una pareja de aproximadamente 50 años camina agarrada de la mano, “-acá, esta zona estuvo muy afectada por los sismos del 85-”, recuerda el hombre. El próximo 19 de septiembre se cumplen 40 años.

Algunos extranjeros, con facciones orientales, salen de una plaza, voltean a su alrededor para decidir por dónde continuar sus pasos, mientras que una vendedora ofrece gafas de sol a dos posibles clientas, “-esos son justo los que le iba a mostrar, se le ven bien-”, le dice mientras llora su bebé que está en una carriola recargada sobre un poste y cubierta por plástico. La mamá voltea, pero no le atiende; prefiere concretar la vendimia.

Son casi las 18 horas en la Alameda Central y las voces de los ambulantes parecen hacerle honor al nombre de la zona de la “Fuente Rítmica”, el objetivo es atraer a los clientes; como contraste, un hombre vestido de túnica y sombrero aperlado ofrece inciensos y zapatillas con pedrería de origen hindú, pero utiliza un tono más bajo.

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La avenida Juárez luce llena de paseantes durante la tarde del domingo 23 de febrero.

Más adelante, se ofrecen en su mayoría alimentos: marquesitas, esquites, elotes, la oferta no para. La decisión no es fácil y la tentación es mucha.

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Ojitos mentiros no me mires, tu mirada tierna me enloquece, es que tu mirar se parece al radiante sol que amanece”... las parejas tardan en elegir a la próxima pareja de baile, mientras que otros adultos mayores no titubean, y extienden la mano con los primeros acordes del sonidero que se instaló frente a la Fuente La Dama, en donde es poca la convocatoria. Se acercan tres jóvenes con bolsas de mano de marca, la cumbia no las convence y se alejan.

En la Fuente Américas, el sonidero anuncia la próxima canción a cargo de “la mamá de los pollitos, la Sonora Matancera” y las parejas se arman en tiempo récord. No importa el año de nacimiento, importa que salgan los pasos marcados, algunos presumen lo bien que lo hacen, incluso con los ojos cerrados. Hacen de la Alameda Central la pista en donde lo que importa es la cadencia, el ritmo, las vueltas. Las miradas de quienes observan se pierden con los looks de playeras, tenis, gorras, con los vestidos de lentejuelas de color rosa pastel y marcado maquillaje de las bailadoras.

“He could play the guitar just like he's ringing a bell go go go Johnny Go Go”, seis jóvenes repiten pasos de rock entre el Hemiciclo a Juárez y la Fuente de Venus. Tres mujeres sordomudas pasan frente a los chicos y mueven los pies y manos, con mensajes de señas se les comenta que bailen, responden simulando que portan un bastón, que ya están grandes e invitan a que los jóvenes sí lo hagan. Los sonidos son percibidos con las miradas y atraen recuerdos a estas señoras que se alejan y continúan su plática con la lengua de señas.

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“-Aquí está bien chido para patinar-”, niños en patineta disfrutan del suelo que se remodeló hace ya 13 años; en 2012. La mamá de un adolescente levanta las manos y anima a su hijo a subirse a la patineta. Le dice que imite los pasos de los otros skatos que pasan al lado suyo, y que con sonrisas, también lo impulsan a subirse al artefacto con ruedas. la velocidad que alcanzan les permite ir desde donde están los sonideros, regresar atrás del Hemiciclo a Juárez o aventurarse hasta la Avenida Hidalgo.

De acuerdo con registros históricos, hacia 1592, el virrey Luis de Velasco hijo solicitó al Ayuntamiento que se creara un sitio de esparcimiento y ornato para la ciudad. El nombre de Alameda se debe a los álamos que ahí se plantaron.

Durante la época colonial, fue un sitio de recreo preferido por la alta sociedad, razón por la que se le dotó de una reja que impedía la entrada a la gente humilde; ya en el siglo XIX, sufrió grandes cambios: se quitó la barda que la cerraba, se convirtió en un centro de reunión y paseo popular, se modificaron los jardines, se secaron definitivamente las acequias que la rodeaban; de 1853 data la fuente central y en 1892 se alumbró con luz eléctrica.

Ahora, la Alameda Central es de todos, personas en sillas de ruedas, paseantes con sus perros, familias con peluches con la figura de medio aguacate, parejas comiendo marquesitas y parece hacerlo honor al mural de Diego Rivera, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, en donde la figura central es La Catrina, quizá como un recordatorio de que el silencio total llega con la muerte.

Son las 19:30 horas en el espacio que lleva de nombre Ángela Peralta, a un costado de Bellas Artes y una integrante de las colectivas comparte que tras los hechos violentos del domingo 23 de febrero, las autoridades capitalinas les permitieron instalarse después de las 14:00 horas, tras la agresión que se dio contra una integrante transgénero y provocó que sus compañeras realizarán bloqueos sobre Eje Central y calle Tacuba.

“-Aunque quedó una energía negativa y no se ha vendido”, expresa la mujer de aproximadamente 45 años, quien platica que en el operativo que se llevó a cabo el 19 de diciembre del 2024 hubo violencia porque algunos comerciantes no respetaron el acuerdo previo con las autoridades de sólo vender en temporada en la explanada de Bellas Artes.

“Nosotras no somos comerciantes, somos colectivas que apoyamos a las madres buscadoras a la impresión de las fichas de búsqueda, con pasajes en caso de que viajen a lugares en donde hay fosas clandestinas y más”. Se acerca una familia de turistas extranjeros y le compran; quizás regrese la energía positiva.

En tanto, la explanada del Palacio de Bellas Artes luce sin ambulantes y la gente aprovecha para tomarse fotografías, sentarse en las jardineras de alrededor o pararse a observar este emblemático recinto que tardó tres décadas en construirse.

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Explanada de Bellas Artes luce sin comercio ambulante.

A un costado, sobre el Eje Central Lázaro Cárdenas y la calle de Tacuba, el fuego que las colectivas prenden al lado del Palacio Postal ilumina la noche del domingo 23 de febrero, mientras los sonidos de inconformidad parecen más enardecidos: -”por eso no las quieren”, increpa un hombre que desea pasar por el área acordonada en donde están las manifestantes.

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Bloqueo en el cruce de Eje Central y la calle de Tacuba por agresión a una integrante de las colectivas.

Trabajadores del gobierno de la CDMX, monitorean las actividades en una de las entradas del metro Bellas Artes, usan sus radios. Las personas que deciden alejarse del lugar se sumergen hacia los pasadizos del Metro. Otros sonidos los esperan en el recorrido.

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