El pasado 3 de mayo, la Ciudad de México vivía el primer lunes del mes y diversas colonias conmemoraban el Día de la Santa Cruz, una celebración dedicada a los trabajadores de la construcción. La capital aún estaba en semáforo naranja y cumplía la primera mitad de las campañas electorales, cuando un hecho llegó a irrumpir en la vida pública de la urbe y de todo el país.
A las 22:25 horas —según la reporte oficial—, las vigas de acero y el concreto que sostenían el tramo elevado de la Línea 12 del Metro capitalino, entre las estaciones Tezonco y Olivos, se vencieron sobre avenida Tláhuac, lo que provocó que los dos últimos vagones del tren cayeran sobre la vialidad con decenas de usuarios en su interior.
Este jueves se cumple un mes del siniestro en la llamada "Línea dorada", a raíz del que han muerto 26 personas, casi un centenar resultaron heridas, las autoridades locales quedaron bajo la mira y diversos actores políticos han intentado responsabilizarse por lo sucedido, pese a lo cual aún no se conoce la causa del colapso y no ha habido un solo funcionario sancionado.