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Capitalinos esperan hasta seis horas por pruebas de COVID-19 en macroquioscos

Mónica intenta trabajar y cuidar de sus hijos con su esposo hospitalizado; Diana debe aislarse de su familia al ser positiva, las suyas son dos historias de quienes se realizan la prueba COVID.
vie 04 diciembre 2020 05:50 AM
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En el macroquiosco afuera del Metro Mixcoac algunas personas llegaron desde las 6:00 horas para asegurarse a alcanzar una de las 200 fichas.

Mónica Rabasa ha tenido que partirse en tres ante el COVID-19: cuidar a su madre y su tía de 95 y 96 años, es el sustento de sus dos hijos y debe seguir el estado de su esposo, quien lleva más de una semana internado en el Hospital Enrique Cabrera.

Llegó desde las seis de la mañana para asegurarse de alcanzar una de las 200 fichas que se reparten en el macroquiosco instalado en la explanada afuera del Metro Mixcoac.

“Me tengo que partir en tres: entre mis hijos, mi esposo, mi familia que es mi mamá y mi tía y mi trabajo; debo trabajar para darles el sustento a mis hijos, ellos están solos, no está nadie con ellos y eso me tiene muy angustiada”, dice en entrevista.

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Pese a la espera de alrededor de seis horas, recibe aliviada sus resultados: es negativa a la prueba de antígenos o “prueba rápida” aplicada por el Gobierno de la Ciudad de México en un esfuerzo por ampliar la detección de casos en la capital.

Ahora, Mónica podrá regresar a trabajar, pues en este momento es la única fuente de ingresos, ya que su hija de 21 años está contagiada y ha tenido que aislarse, mientras aún se desconoce si su hijo de 18 años también tiene el virus.

Aunque su familia ya fue tocada por la pandemia, pues su cuñada murió tras ser internada hace dos semanas en la Clínica Santa Lucía, ella mantiene la esperanza en la recuperación de su esposo y pide a los habitantes de la ciudad tomarse en serio la enfermedad.

“Mi esposo está luchando para seguir adelante, en el hospital nos dejan llamarle y hablar con sus hijos, le piden que le eche ganas, que no se preocupe porque nosotros estamos bien.

“Veo en las noticias que los países asiáticos y europeos están saliendo, ¿por qué? Porque están poniendo reglas estrictas pero aquí en México no es así, están dejando todo a la mano de Dios”, dice.

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Este centro para realizar pruebas COVID forma parte de los 26 macroquioscos y 57 quioscos instalados como parte de la estrategia para la detección de casos en la ciudad, en un intento del gobierno local por contener la pandemia ante el incremento de contagios que ha regresado a los niveles de mayo con 5,301 pacientes, cuando comenzó el momento más crítico en hospitalizaciones.

En el módulo de Mixcoac decenas de personas hicieron fila desde las 6:00 y 7:00 horas de este miércoles para realizarse la prueba de COVID-19, esperando primero entre el frío y después bajo el sol del mediodía.

Hay 200 puntos de aplicación de pruebas en la CDMX, incluyendo 26 macroquioscos y 57 quioscos. Foto: Shelma Navarrete

Primero se les realiza un cuestionario para identificar síntomas y condiciones de riesgo como diabetes o hipertensión, después pasan a la toma de muestra donde en sólo 10 segundos se recoge una prueba con un hisopo que llega a través de su nariz hasta su garganta y entonces esperan una vez más a conocer sus resultados.

El macroquiosco de Mixcoac es uno de los más concurridos por lo que la espera se alarga. Es el caso de María Mateos, habitante de Benito Juárez, quien llegó dos horas antes de la apertura y tuvo la ficha número 70.

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Sin embargo, para María valió la pena la espera al saber que es negativa, luego de que en su trabajo se registrara un brote de 25 casos y 30 más en la oficina de su esposo.

“Como todo, no es rápido porque estamos aquí desde las siete de la mañana y ellos llegan a las nueve, hay que seguir un protocolo de unas ciertas fichas que expiden. Rápido no es, pero sí es seguro”, comenta.

Mientras, en el macroquiosco del Parque Arboledas, la espera es mucho menor, pues en promedio las personas pasan entre una hora y hora y media desde que logren obtener sus resultados.

Alejandro Benítez fue desde su casa, en Iztacalco, hasta Benito Juárez para realizarse la prueba junto a su padre y su hermana. Decidió realizarse la prueba luego de que algunos miembros de la familia de su novia presentaron diarrea y después dieron positivo al virus SARS-CoV-2

Pese a que la atención es más rápida, vio a varias personas abandonar la fila ante la espera.

“Para mí es importante para poder yo mismo frenar el seguir contagiando y esparciendo. Es de cierta forma irresponsable que por no esperarse un poquito más sigan como posibles casos y que de cierta forma aumenten las posibilidades de que sigamos en rojo y nunca se acabe esto”, comenta mientras espera sus resultados.

Alejandro sufrió dos dolores: el primero del hisopo entrando para tomar la muestra y el segundo al saber que su hermana era la única que resultó positiva. El padre de los jóvenes pasa las manos por su cabeza y mira al suelo como en busca de una solución.

Su hermana Diana, quien apenas puede hablar por el dolor en su garganta, se muestra preocupada ante la dificultad de aislarse de su familia cuando todos viven en un mismo departamento.

“Está el miedo a contagiarse de los otros y la precaución tanto de uno que está enfermo como de los que no están contagiados”, comenta.

Ellas son algunas de las 16,531 personas que este 2 de diciembre se aplicaron la prueba de COVID-19 en la ciudad, de las cuales 14,730 fueron pruebas rápidas y se tuvo una positividad del 21%, de acuerdo con la Secretaría de Salud local.

En lo que va de noviembre se han aplicado 156,671 pruebas rápidas y PCR, lo que representa el 27% de todas las pruebas realizadas desde el inicio de la pandemia en la Ciudad de México.

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