Gloria Fournier explicó que toda la familia tomaba sus precauciones para no contraer coronavirus; sin embargo, Juan pudo haberse contagiado cuando realizó un servicio de carpintería, el último que planeaba para poder sobrevivir económicamente a la cuarentena.
En el día 19 de la enfermedad, cuando se realizó esta entrevista, Juan ya daba muestra de mejoría, como respirar por sí solo durante una media hora, luego de retirarse el tanque de oxígeno.
Juan, aunque tiene todos los síntomas, no es uno de los que engrosan la lista de más de 105,000 confirmados por la Secretaría de Salud, pues la prueba para confirmar si era portador de COVID-19 estuvo disponible el 19 de mayo, 11 días después de haber iniciado con fiebre, tos y dolor de cabeza.
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De activista a enfermera
Hasta antes de la pandemia, Gloria trabajaba en la alcaldía Cuauhtémoc en la subdirección del deporte. Nunca imaginó que su vida daría un giro y tendría que fungir como enfermera.
Desde el primer momento en que su esposo comenzó con síntomas, la preocupación llegó por la posibilidad de estar contagiada de coronavirus. Por precaución, dejaron su casa y se hospedaron en un espacio en el que ella realiza trabajo comunitario.
Primero llevó a su esposo a una consulta con un médico particular, quien le diagnosticó faringitis, por lo que inició su tratamiento, sin embargo, una semana después no mostraba mejorías.
“La tos le aumentó, se sentía muy decaído, estaba muy débil, no se podía mover, dormía todo el tiempo, eso me hizo pensar que podría ser coronavirus”, compartió.
Volvieron a acudir con el médico, quien al confirmar que no había mejoría, le recomendó acudir a un centro de salud o a un hospital para ser atendido porque Juan ya presentaba dificultades para respirar.