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Batman ya no basta; el crimen se derrota con estrategia, no con capas

El país no necesita más operativos espectaculares, sino instituciones que planifiquen, coordinen y anticipen. Es hora de jubilar al héroe solitario y darle poder al Estado pensante.
mar 07 octubre 2025 06:00 AM
Frontera Guardia Nacional
Un modelo de seguridad centralizado bajo mando civil no busca desplazar al Ejército, sino redefinir sus límites. Las fuerzas armadas deben concentrarse en la defensa nacional y apoyo subsidiario, mientras la conducción de la seguridad interior regresa a manos profesionales y civiles, considera Alberto Guerrero Baena. (Foto ilustrativa: Cuartoscuro )

México atraviesa una encrucijada en materia de seguridad pública. Durante los últimos tres sexenios, la política de seguridad se ha sostenido en un paradigma eminentemente militar, que privilegia la reacción táctica sobre la inteligencia estratégica. La Guardia Nacional, concebida como cuerpo híbrido, terminó siendo absorbida por la lógica castrense, diluyendo la línea civil que debía garantizar control democrático y rendición de cuentas.

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El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), que debería fungir como el cerebro técnico y articulador de políticas, ha quedado reducido a un ente administrativo, más dedicado a la contabilidad de delitos que a la conducción de estrategias. Su rol operativo es marginal, su capacidad de análisis limitada y su influencia en la toma de decisiones prácticamente nula frente al poder operativo de las fuerzas armadas.

En este esquema, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) opera como un “Batman” institucional: actúa en la emergencia, responde a las crisis, pero carece de la estructura y autonomía necesarias para diseñar una política integral que coordine inteligencia, prevención y control territorial.

Limitaciones estructurales del modelo vigente

El modelo actual presenta tres fallas estructurales:

- Dependencia operativa de las fuerzas armadas. La seguridad interior se ha delegado a la disciplina militar, pero sin un mando civil capaz de generar inteligencia contextualizada ni estrategias diferenciadas por región.

- Fragmentación institucional. El SESNSP, el CNI, la Guardia Nacional y las fiscalías operan en compartimentos estancos, sin interoperabilidad técnica ni inteligencia compartida en tiempo real.

- Ausencia de estrategia integral. Las políticas de seguridad se diseñan desde la coyuntura, no desde la planeación. El resultado es un modelo reactivo, más cercano al “vigilante solitario” que al estratega que anticipa y previene.

- El país necesita pasar de un enfoque operativo centrado en la presencia física de la fuerza, a un modelo de conducción civil que priorice la inteligencia, la coordinación interinstitucional y la planeación multianual.

Propuesta de transformación institucional: el nuevo mando civil

La clave es construir una Secretaría de Seguridad Pública Federal verdaderamente estratégica, donde el titular no sea un administrador de crisis, sino un Comisionado Gordon moderno: un estratega civil con autoridad sobre los distintos componentes del sistema nacional de seguridad.

Esta transformación implica:

- Reestructurar el SESNSP para convertirlo en un auténtico centro de comando y análisis. Debe integrar unidades de inteligencia propias, con capacidades de análisis criminal, georreferenciación del delito y evaluación operativa de cuerpos policiales estatales.

- Crear capacidades civiles de inteligencia y operación. La inteligencia no puede depender exclusivamente del CNI ni de la Guardia Nacional. Se requiere un sistema civil de información táctica, con analistas especializados en crimen organizado, ciberseguridad y tráfico de armas.

- Establecer un mando centralizado bajo conducción civil. El Secretario de Seguridad debe coordinar de forma efectiva a la Guardia Nacional, las policías estatales y municipales mediante un modelo de mando unificado, sustentado en información compartida y tecnología interoperable.

- Profesionalizar cuadros civiles. La seguridad pública necesita una nueva generación de mandos civiles formados en gestión de crisis, análisis criminal y liderazgo estratégico. La formación policial debe ser tan rigurosa como la militar, pero con valores democráticos y habilidades técnicas contemporáneas.

Beneficios esperados: hacia un modelo estratégico e inteligente

Un modelo de seguridad centralizado bajo mando civil no busca desplazar al Ejército, sino redefinir sus límites. Las fuerzas armadas deben concentrarse en la defensa nacional y apoyo subsidiario, mientras la conducción de la seguridad interior regresa a manos profesionales y civiles.

Los beneficios son tangibles:

- Mejora en la capacidad de prevención y anticipación del delito.
- Mayor transparencia y rendición de cuentas.
- Reducción del uso de la fuerza letal y fortalecimiento de la legitimidad institucional.
- Construcción de una verdadera doctrina nacional de seguridad pública, basada en inteligencia, coordinación y evaluación.

Pasar del “Batman operativo” al “Gordon estratégico” significa reconocer que la seguridad no depende del héroe que responde, sino del Estado que planifica, coordina y actúa con visión de largo plazo.

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Ruta crítica de implementación

La transición debe seguir tres fases:

1. Reforma institucional. Modificar la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública para dotar al SESNSP de atribuciones reales en inteligencia, coordinación y control operativo.

2. Desarrollo de capacidades. Invertir en tecnología, formación de analistas y creación de un servicio civil profesional de seguridad.

3. Evaluación y ajuste. Implementar un modelo de gestión por resultados, con indicadores de reducción de violencia, eficiencia operativa y percepción ciudadana.

En pocas palabras…

México necesita dejar atrás el modelo del héroe solitario y construir un Estado que piense antes de golpear. No se trata de debilitar a los militares, sino de fortalecer al cerebro civil que coordine la seguridad del país. La seguridad del siglo XXI no se gana en las calles, sino en los centros de análisis, planeación y mando.

El país no requiere un Batman que patrulle las sombras, sino un Comisionado Gordon que gobierne con inteligencia, autoridad y estrategia. Solo así la seguridad pública será verdaderamente nacional, civil y democrática.

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Nota del editor: Alberto Guerrero Baena es consultor especializado en Política de Seguridad, Policía y Movimientos Sociales, además de titular de la Escuela de Seguridad Pública y Política Criminal del Instituto Latinoamericano de Estudios Estratégicos, así como exfuncionario de Seguridad Municipal y Estatal. Escríbele a albertobaenamx@gmail.com Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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