1. Control mediático y comunicación directa
El primer gran pilar es el dominio de canales de comunicación. Elon Musk, dueño de X (antes Twitter), ha transformado su plataforma en un arma poderosa, logrando que un mensaje pueda torcer decisiones políticas casi al instante. En la disputa pública con Donald Trump, Musk aclaró que su influencia mediática y económica era responsable del regreso de Trump a la presidencia. Sin Musk, dice, Trump no hubiera ganado.
De forma similar, Ricardo Salinas Pliego utiliza TV Azteca y su cuenta de X para confrontar al gobierno, acusándolo de persecución fiscal y violaciones a la libertad de expresión. En Rusia, Khodorkovsky hizo lo mismo a través de su canal de televisión independiente NTV.
Estas plataformas no solo difunden sus mensajes, sino que también construyen redes de apoyo y legitimidad ante el público que construyen narrativas, erigen muros mediáticos y desactivan presiones políticas.
2. Dependencia mutua entre sector público y privado
El segundo rasgo es la dependencia recíproca. En Washington, Trump impulsó contratos a SpaceX y al programa Starlink como parte de su estrategia de "America first", favoreciendo a Musk con beneficios gubernamentales. A su vez, Musk retribuía con visibilidad política e inversión; sin embargo, en el reciente conflicto, Trump amenazó con recortar contratos, mientras Musk advirtió que podría retirar servicios fundamentales a la NASA y el Pentágono.
En México, AMLO favoreció a Salinas Pliego para emitir tarjetas de débito y realizar la dispersión de fondos a beneficiarios de programas a través de Banco Azteca, mientras que Salinas Pliego respaldaba a López Obrador y participaba en su consejo asesor de empresarios. Cuando vino el desencuentro, el gobierno activó procesos fiscales. En contextos como Rusia, la lealtad política significa acceso a contratos de energía o minería; el desafiar eso puede traducirse en expropiaciones o investigaciones penales.
3. Uso de recursos legales y presiones regulatorias
Los litigios y auditorías conforman un tercer campo de batalla. En Estados Unidos, Musk y Trump han esgrimido investigaciones regulatorias, demandas y amenazas de sanciones con el fin de minar la posición del otro. Musk, por su parte, ha denunciado el favoritismo estatal en licitaciones del programa de defensa Golden Dome y ha desafiado con acciones legales públicas.
En México, Salinas Pliego enfrenta una deuda fiscal de decenas de miles de millones de pesos con el SAT. En Rusia, Khodorkovsky fue encarcelado tras criticar al Kremlin, muestra el uso punitivo del aparato legal para eliminar opositores económicos.
4. Financiamiento político y apoyo condicionado
El último elemento es el financiamiento político. Musk aportó cerca de 300 millones de dólares a la campaña de Trump 2024, consolidando así influencia directa en decisiones estratégicas como la asignación a proyectos espaciales.
En la arena mexicana, se despliegan recursos económicos y espacios mediáticos a campañas o figuras del oficialismo con la expectativa de trato favorable. Sin embargo, en cuanto la relación se fractura, esos mismos apoyos se convierten en instrumentos de presión política.
En Rusia, el vínculo es más tácito: los oligarcas entregan apoyo económico o lealtad al poder político, a cambio de protección institucional, concesiones lucrativas o salida blindada. El incumplimiento o la falta de sumisión suelen costar caro: desde investigaciones hasta desapariciones.