Los medios de vida de los hogares dependen de sus ingresos. El nivel de ingreso del hogar es el factor determinante de la calidad de vida, aunque no sea el único. Por eso, en México la medición de la pobreza es multidimensional, combina el nivel de ingreso con otras seis condiciones de carencia social.
#ColumnaInvitada | ¿De qué viven las familias mexicanas?

El ingreso no sólo es determinante para la calidad de vida presente, sino que también tiene un peso muy relevante en su futuro. El Informe Movilidad Social en México 2025 del Centro de Estudios Espinosa Yglesias – CEEY recién publicado, muestra que la pobreza se hereda: 78% de quienes nacieron en el nivel más bajo del ingreso, permanecen en los niveles más bajos en su vida adulta.
El Informe del CEEY también muestra que el ingreso del hogar de origen es el factor que explica la desigualdad de oportunidades (48%), seguido de lejos por la escolaridad de los padres (11%), la región de origen (8%) y el sexo (7%).
Entonces la pregunta no es ociosa, ¿de qué viven los hogares?, ¿cuál es la fuente y el monto de ingresos no sólo en promedio, sino por niveles? El tema además es pertinente, pues pronto conoceremos los nuevos datos de ingresos y gastos de los hogares y la medición de la pobreza para 2024. Son datos relevantes pues fijan el balance del sexenio anterior e inauguran la nueva realidad institucional, con la medición de pobreza a cargo de Inegi, una vez desaparecido el Coneval.
Presento algunos datos más recientes sobre niveles y fuentes de ingreso de los hogares para comparar con los nuevos: (la fuente de las cifras es la ENIGH 2022).
El promedio del ingreso mensual de los hogares eran 21,232 pesos al mes. Pero la mediana era mucho menos: 15,776 pesos al mes. Nota importante: El promedio no refleja el punto medio.
La distancia entre los hogares de menor ingreso y los de mayor ingreso era 15 veces. Por cada peso de los hogares de menor ingreso, los hogares de mayor ingreso tenían 15 pesos: 5,000 pesos al mes el decil I y 67, 000 el decil X.
En el conjunto de los hogares 75 centavos de cada peso de ingreso líquido provenían del trabajo, 10 centavos de transferencias, 9 centavos de jubilaciones y pensiones y 6 centavos de renta de la propiedad.
Por nivel de ingreso, la composición de las fuentes y montos de ingreso líquido cambian. En los hogares de menor ingreso (decil I), el trabajo representaba 54 centavos de cada peso, las transferencias 42 centavos, las pensiones 3 centavos y la renta de la propiedad 1 centavo. En cambio, en los de mayor ingreso ingreso (decil X), el trabajo representaba 71 centavos de cada peso, las transferencias 5 centavos, las jubilaciones y pensiones 12 centavos y la renta de la propiedad 13 centavos.
En 2022 había 37.6 millones de hogares. De ellos, 9 de cada 10 tenían ingresos por trabajo y sólo 1 de cada 12 por renta de la propiedad. Por nivel de ingreso, hay diferencia: 3/4 de los hogares del decil I perciben ingreso por trabajo y sólo 3% por renta de la propiedad. En los hogares de mayor ingreso (decil X) 9 de cada 10 perciben ingreso por trabajo y 22% por renta de la propiedad.
La renta de la propiedad está muy concentrada. La mitad de la población de menor ingreso, recibía 6 centavos de cada peso proveniente de renta (deciles I a V), mientras que el decil X recibía 69 centavos de cada peso. La distancia entre decil I y decil X en ingresos por renta de la propiedad es de 173 veces.
Las pensiones y jubilaciones también tienen una distribución desigual. Los hogares de menor ingreso (decil I) recibían menos de 1 centavo de cada peso destinado a jubilaciones y pensiones mientras que los del decil X recibían 41 centavos de cada peso. La desigualdad en las pensiones era casi 60 a 1.
Las transferencias de los programas gubernamentales representaban menos de 3 centavos de cada peso del ingreso de todos los hogares. Aunque en teoría, los programas deberían concentrarse en los hogares de menor ingreso, en la realidad se reparten casi igual. 11 centavos de cada peso de programas llega al decil I y 9 centavos al decil X. Llama la atención que menos de la mitad (45%) de los hogares de menor ingreso (decil I) recibían transferencias de programas gubernamentales y más de la mitad estaban excluidos (55%).
Estos datos confirman que ningún programa social puede sustituir al trabajo como la vía para la superación de la pobreza y para mejorar la calidad de vida. Urge avanzar en la iniciativa empresarial por salario digno.
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Nota del editor: Rogelio Gómez Hermosillo es Presidente Ejecutivo de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.