Donald Trump asume por segunda vez el poder en la Casa Blanca. El fenómeno político anti sistema, anti migratorio y omiso a las normas, llega a un segundo mandato con el mismo discurso, pero radicalizado: deportaciones masivas, intervencionista, agresivo en el comercio, chantajista y amenazante frente al orden vigente. Pero con una circunstancia que está poniendo en alerta y con serias preocupaciones al sistema de naciones.
Trump en su segundo mandato, un problema y una oportunidad
Una primera circunstancia es la presencia de los empresarios globales en el proceso de toma de decisiones. Elon Musk, Mark Zuckerberg y Jeff Bezos entre otros, se han alineado al programa político de Trump. Dicho de otra forma, el ya presidente de Estados Unidos arranca su administración como uno de los presidentes más poderosos en toda la historia de la Unión Americana ya que cuenta con un poder político y económico en perfecta sincronía, a la vez que se encuentra con un Partido Demócrata aún en estado de shock por la forma y las dimensiones de su derrota en las pasadas elecciones.
Para el mundo es el peor de los escenarios. Una Unión Europea sin política exterior única o una Latinoamérica sin capacidad de respuesta unificada, auguran un cuatrienio lleno de retos. Pero el problema de la llegada de Trump puede ser un espacio de oportunidad.
La historia la Unión Europea está llena de incentivos a su unidad. Su propia fortaleza se ha justificado en el fortalecimiento Alemania. “A más Alemania, más Europa” se proclamaba en los inicios del Plan Schuman y Monnet. La unidad europea se enriqueció de los incentivos externos. Por esto, el fortalecimiento de estos principios podría reposicionar a la Europa de los 27: “A más Estados Unidos, más Europa”.
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México, en su contexto actual, puede desde su realidad, operar el modelo de pensamiento europeo: recuperar su papel de actor principal en los foros internacionales es vital para fortalecer su peso específico; definir una estrategia de posicionamiento y vínculo en los espacios de poder en la Unión Americana (foros empresariales, legislativo, asociaciones de inmigrantes, gobernadores fronterizos, entre otros); reposicionar sus acciones en el diálogo, cooperación e intercambio en el espacio iberoamericano, especialmente con Centroamérica, le puede dar más capacidad de negociación frente a la reciente administración.
En los temas de tensión (migración, narcotráfico, comercio y violencia), el país requiere urgentemente construir una narrativa vinculada a dos conceptos: la responsabilidad transversal y los beneficios compartidos. La migración es un proceso socioeconómico que si es bien administrado puede ayudar al desarrollo de los dos países; la inmigración ha sido una palanca insustituible para la fortaleza de la Unión Americana; la migración es presente y futuro de ambos países. Oponer un concepto bien construido frente a las diatribas de Trump puede tener un efecto interesante; en el comercio, recordar al vecino del norte, a través de acciones de promoción y cooperación con los gobiernos del sur de este país, que hay millones de empleos de ciudadanos estadounidenses que dependen del comercio, de las compras y de las importaciones de mexicanos.
Finalmente, en materia de violencia y narcotráfico, enfatizar que el fenómeno es parte de un mercado ilegal, pero que funciona con las reglas y dinámicas de una empresa: si hay demanda hay oferta, es decir, mientras haya demanda por el grave fenómeno de la drogadicción en Estados Unidos, habrá oferta de drogas del mundo hacia esta nación. La idea es operar para que los costos políticos también los asuma Trump.
Efectivamente, para nadie es un secreto que la actual administración va a generar mucho daño a la convivencia social en Estados Unidos, en el sistema de comercio, en las relaciones tal cual las entendemos hasta el momento. Pero a su vez, esta circunstancia permite explorar nuevas formas de diálogo, colaboración, intercambio y cooperación en toda la comunidad de países. Ironías del sistema de naciones: Trump puede dinamizar una nueva forma de diálogo en el planeta. Con las consecuencias que ello pueda traer.
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Nota del editor: Javier Urbano Reyes es profesor e investigador en el Departamento de Estudios Internacionales (DEI) en la Universidad Iberoamericana (UIA), académico de la Maestría en Estudios sobre Migración en el DEI-UIA. Escríbele a javier.urbano@ibero.mx Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.