No hay plazo que no se cumpla. Y contra todo pronóstico razonable con base en lo que sucedió hace cuatro años, el señor Trump regresará a la Presidencia de los Estados Unidos. Esto acontecerá el lunes 20 de enero. Las declaraciones de lo que pretende hacer son de alta preocupación por la simple y sencilla razón de que siendo un populista de texto no es alguien que genere ideas que no quiera implementar, por extrañas, irracionales y poco comunes que parezcan. Es la excepción a la regla de que “perro que ladra, no muerde”.
#ColumnaInvitada | La última llamada
La preocupación entonces radica en la situación que enfrentará México, pero en particular lo que piense realizar el gobierno morenista de la presidenta Sheinbaum. En solamente unos días en nuestro país se podrá generar una coyuntura de complejidades hasta hace poco no imaginadas. Puede ser una tormenta perfecta: imposición de aranceles a productos nacionales, expulsión masiva de inmigrantes indocumentados, exigencia de controles puntuales a la exportación de drogas, clasificación de bandas delincuenciales como organismos terroristas, amenazas de intervenciones militares, gravámenes a remesas provenientes de paisanos, y controles en temas de exportación de hidrocarburos a México, entre otras medidas. Vaya combinación de posibles actos a ver concretarse en el muy corto plazo.
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Las consecuencias de estos distintos temas son graves como se les quiera ver. El problema central es que el gobierno mexicano parece estar severamente impreparado para lo que viene. Como secuela del sexenio inmediato anterior y las consecuencias de sus malas decisiones, los equipos de negociadores y de gran experiencia con los que el gobierno federal contaba fueron dispersados, corridos y eliminados. Ahora tenemos una conflagración comercial en puerta y no contamos con los grupos de trabajo para resolver la encrucijada inminente. La voluntad de la presidenta y de los secretarios de Economía y de Relaciones Exteriores se queda totalmente corta frente a la complejidad de lo que implica la toma de medidas por parte del entrante presidente en Estados Unidos.
Por esta delicada situación se hace un llamado a la presidenta de nuestro país y a todos los liderazgos de Morena en el gobierno, el Congreso Federal, y otros órdenes de autoridad. Están en un momento muy complicado que requiere reevaluar las decisiones que se han tomado en cuestiones como las de seguir desperdiciando recursos en obras inviables, tolerar abusos y dominancia de la delincuencia organizada, no atender en serio los problemas de inseguridad, permitir que se sigan robando hidrocarburos impunemente, inhibir el sano funcionamiento del sector de energía, destruir al poder judicial sin mérito alguno, y en general destruir las posibilidades reales de que en el país proliferen derechos y libertades. En los hechos están destruyendo al país y al hacerlo imposibilitar que puedan tener algún éxito posible. Sustentarse en la entrega de recursos vía programas sociales sin dar respuesta a los problemas reales del país es una apuesta de muy corto plazo, en particular cuando el flujo operativo gubernamental está siendo minado al punto en que las cuentas no van a dar eventualmente y se caerá el castillo de naipes que han creado.
Así las cosas, el debilitamiento estructural hacia el interior del país, sumado a la pésima imagen que de México se ha multiplicado entre los principales inversionistas extranjeros, han generado un clima de debilidad económica que está por cobrar un alto precio al gobierno que encabeza la Dra. Sheinbaum. Las finanzas del gobierno federal están en un momento de emergencia ante el déficit acumulado, el crecimiento exponencial de la deuda interna, la aspiradora que supone la asignación de recursos a programas sociales, el subsidio directo a obras y proyectos que no funcionan, la deuda galopante de Pemex, y la creciente presión de pagos de pensiones que se incrementan año con año. Las fuentes de recursos extras y montos de reserva que daban márgenes de maniobra en 2018, hoy simplemente no existen. El problema de una bomba de tiempo que ellos han estado fomentando por pésimas decisiones.
Por todo lo anterior, a la presidenta Sheinbaum se le hace una referencia directa a deslindarse de malas decisiones previas, fortalecer las finanzas públicas, cerrar zonas de fugas de gasto presupuestal, detener la absurda forma de tirar al poder judicial, recurrir a equipos de probada solvencia en materia de negociaciones internacionales, generar los espacios amplios para el manejo de migrantes deportados, evitar temas que son de evidente inconsistencia con el tratado comercial (reforma energética), y en general prepararse para la defensa de los derechos conforme al T-MEC para que no se comprometa la vigencia del instrumento que hoy rige la relación entre ambas naciones. Para estos efectos, la presidenta debe tomar una decisión muy clara, ejercer realmente el poder y separarse del “caudillo oculto en Palacio Nacional” (Zedillo dixit).
El gobierno actual tiene que tomar decisiones inmediatas. Una de evidente importancia es romper la evidente complicidad con las bandas de delincuencia organizada. Si bien es cierto les han generado a Morena rentabilidad electoral, las libertades que les han dado a los delincuentes para operar (abrazos y no balazos) han generado una situación de inseguridad y abusos en casi todo el país, y ahora con una presión desde Estados Unidos por el envío de fentanilo. Esto tiene que parar. Es asfixiante y peligroso.
Otra decisión importante es parar de seco esta conducta de dejar de observar resoluciones judiciales (incluyendo órdenes de suspensión). El pretender ignorar lo que dice un juez es un signo inequívoco de un régimen en que los candados constitucionales se han perdido y en los hechos se opta por un régimen autoritario y de corte tiránico. Esta situación genera enormes problemas en cuanto se evalúa lo que pasa en el país por parte de inversionistas extranjeros que ya no consideran que en México exista una noción clara y contundente de un Estado de Derecho. Enorme tache.
Por todas estas razones consideramos que esta es la última llamada antes de que los problemas heredados del primer periodo morenista sean de un peso tal que el actual sexenio se vuelva inviable apenas al inicio del mismo. Aún hay tiempo de corregir el rumbo en estos temas tan importantes. Si piensan que enredándose en la bandera nacional los problemas van a desaparecer, se ve que no saben quién es Trump y lo que es capaz de hacer. Seriedad ante la adversidad. Hay que parar la locura y poner los pies en la tierra. Unidad en base a decisiones estratégicas. No más polarización y engaños. Un país unido con decisiones coherentes. A eso debemos apostar todos. Si la presidenta va por esa vía encontrará sumas automáticas. Si opta por simular y emular a su predecesor habrá perdido el rumbo y credibilidad.
P.D.1. La reforma judicial sigue devastando todo. Es una burla lo que está pasando. Los morenistas no saben cómo salir del laberinto que ellos mismos generaron. El desaseo de todo el proceso es tan evidente que en corto los responsables de su ejecución lloran ante lo que saben no funcionará sino como una forma de evidenciar la estúpida decisión de ir por un mecanismo de elección de jueces sin referencia en un solo país serio en el mundo.
P.D.2. La presencia del Embajador mexicano en la pseudo toma de posesión del Dictador Maduro representó una señal inequívoca de que los morenistas se identifican totalmente con regímenes dictatoriales y desprecian los evidentes abusos que se han venido dando en un proceso electoral que no fue respetado por quien hoy usurpa el poder en Caracas. Vaya lástima.
P.D.3. Las corruptelas conocidas del sexenio inmediato anterior que hoy no se investigan, y que ahora se sabe de muchos funcionarios que han sido reubicados en nuevos puestos, provocan una clara imagen de que en el gobierno actual no hay nada que se asemeje a una verdadera vocación por atacar la corrupción. Entre muchos otros, los casos de abuso en Segalmex, Tren Maya, Dos Bocas, Mega Farmacia, y otros más siguen impunes. No son iguales, son peores.
P.D.4. Es curioso que ante la devastación generada por los incendios en la zona de Los Ángeles, California, el proyecto masivo de reconstrucción que vendrá va a requerir de una cantidad de mano de obra espectacular. Esto provocará que aún el Sr. Trump reconsidere la expulsión de migrantes. Las tareas de construcción van a requerir trabajo que solamente los migrantes están dispuestos a realizar.
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Notas del editor: Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México y de la red de Unid@s. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.