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#ColumnaInvitada | Reforma Judicial, la derrota inaceptable

Es indiscutible que las razones del Ejecutivo para la Reforma Judicial son ajenas a la carencia de legitimidad popular de jueces. Más ajena la Reforma a los problemas de impartición de Justicia.
lun 05 agosto 2024 06:02 AM
Togas, justicia y democracia: el Poder Judicial que necesitamos
Es el Poder Judicial Federal quien ha opuesto resistencia pacífica, institucional a la arbitrariedad. Pero no es nuestra voz ni la del pueblo, es la directa voz de cada gobernado, de la Selva en Quinta Roo, de las víctimas, desparecidos, de los inocentes perseguidos, apunta Leonardo González Martínez.

El Ejecutivo y su parlamento morenista vislumbran la torpeza e imposibilidad de elegir jueces por voto popular. Bajo la idea de gradualidad, con discreción matizaron la decapitación del Poder Judicial. Dijeron, que tal vez moverían alguna coma a la iniciativa. Hace unos días, una nueva ocurrencia: elegir por tómbola a ministros, jueces y magistrados. ¿Vendrá después el juego de las sillas?, ¿la gallinita ciega?

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Es indiscutible que las razones del Ejecutivo para la Reforma Judicial son ajenas a la carencia de legitimidad popular de jueces. Más ajena la Reforma a los problemas de impartición de Justicia. Su motivo y objetivo revelan tomar el control político y reemplazar a modo, sí o sí, Corte, Gobierno Judicial y a todos los juzgadores.

¡La Reforma Judicial va! En foros, encuentros, diálogos, dieron extremaunción a la razón, a la academia. Desoyeron a ministros, juzgadoras, magistrados, expertas analistas, periodistas. Hoy, todos guardamos nuestra angustia, contemplamos la destrucción ante la marcha triunfal del Poder Político.

Nunca importó la inexistencia de pruebas de corrupción en el Poder Judicial Federal. Documentados, no más allá de 0.07 casos.

Fue intrascendente que los criterios judiciales de Derechos Humanos en México hayan alcanzado niveles de cualquier Alto Tribunal Internacional, y que hoy sean patrimonio de mexicanos derechos y estándares que sólo tienen las naciones más avanzadas.

Importó poco que Historia, Doctrina, y tradición continental jurídica, democrática y republicana fuera uniforme en mostrar que toda injerencia de la política en la judicatura anula la división de poderes y transforma la República en tiranía, autocracia.

El Partido hegemónico expone su único argumento: obedece al mandato del Pueblo. ¿Cuál Pueblo? ¿La tercera parte de mexicanos que votó por Sheinbaum? ¿El sometido a pobreza y pobreza extrema? ¿Aquel que desaparecerá junto con Coneval? ¿Del sometido, manipulado, amenazado mediante prebendas con forma de pensiones y programas sociales? ¿Del enervado con odio? Pueblo que en un 70% se siente inseguro (OCDE, 2024). Mismo Pueblo “bueno y sabio” que sólo tiene 10% de confianza en Senadores y Diputados? (El País, 2023)

La derrota, considero, es inaceptable. México es una República Democrática. En nuestra Historia han existido pausas, desequilibrios, pero nunca permanecemos ni toleramos la infamia, la obcecación del arbitrario.

México no es un solo pueblo. Nadie posee nuestra voz, nuestra consciencia. Somos una Nación pluriétnica compleja; comunidades y pueblos indígenas, mujeres víctimas, trabajadoras, empoderadas, familias diversas, trabajadores, estudiantes, migrantes, entes con poderosos intereses económicos, enfermos, personas con algún tipo de discapacidad, católicos, evangélicos, ateos, agnósticos, niñas, niños, aspiraciones, emociones. Pero también tenemos oportunistas, delincuentes, arribista, partidos políticos...

Nuestra composición muestra que la representación popular, unipartidista, es irreal. La representación es una ficción instrumental. Las urnas electorales son cajas con papeles que usamos para ponernos de acuerdo. Cuando votamos no autorizamos la tiranía, no transferimos nuestra República, ni cedimos dignidad, cultura, historia.

Mientras usted, yo, todos seamos intolerantes a la arbitrariedad, haremos ejercicio pacífico del artículo 136 constitucional. Nuestro derecho total y absoluto a negar la derrota. Nos sobrepondremos. Mi profecía: nunca van a derrotarnos. Reiterarán la demencial y adormecedora canción de cuna a la obediencia popular, atropellarán instituciones, concentrarán el poder. La resistencia será de ese tamaño, la mandata y protege nuestra Constitución, crecerá exponencialmente: al corto, mediano, largo plazo la República Mexicana será restablecida.

Es el Poder Judicial Federal quien ha opuesto resistencia pacífica, institucional a la arbitrariedad. Pero no es nuestra voz ni la del pueblo, es la directa voz de cada gobernado, de la Selva en Quinta Roo, de las víctimas, desaparecidos, de los inocentes perseguidos. ¿Cree usted que es casualidad que sólo existan casos aislados de asesinatos de jueces por el crimen organizado? Hasta para la delincuencia organizada somos un referente imparcial, independiente, no policiaco ni contaminado por la inmundicia de abrazos y balazos.

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Cada mañana hemos estado de pie y de frente, nunca pudo doblegarnos ni Ejecutivo ni Legislativo. La Judicatura Federal no usurpó la voz del Pueblo, no trató con despreció al presidente ni al Congreso, somos la última referencia en México de un Poder transparente, independiente, efectivo. Ajeno a los partidos políticos.

El Ejecutivo intentó controlarnos. Golpeó con la humillación, intimidación, renuncias, imposiciones, no funcionó. Luego arrebató fideicomisos, presupuesto: estranguló provisiones, cortó avituallamiento sin parar, asedió. Como tampoco sometió al Poder Judicial, entonces implementó la devastación: desbaratar, absorber, desmantelar sin importar daños colaterales. Esta fase es lo que conocemos como Reforma Judicial.

Han sostenido que cesar a 1,700 juzgadores, imponer incertidumbre a más de 48,000 funcionarios federales -más otros miles de las localidades- se debe a la “falta de pericia política” de Norma Piña. Deben aclarar que por “pericia política” entienden las habilidades serviles del predecesor Ministro Presidente Zaldívar, de quien existe evidencia y causa delictiva en contra de Jueces y Magistrados, testaferro, empleado, protector de los intereses del Ejecutivo.

Están en lo correcto: Norma Piña carece de pericia política: es jurisconsulta, perita en Derecho, prudente, valiente, congruente. Al día de hoy, impecable Presidenta de la Suprema Corte.

La derrota es inaceptable para Morena. Para nuestra Nación, nuestra Patria, para nosotros, es también inaceptable.

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Nota del editor: Leonardo González Martínez es Magistrado de Circuito Federal de Carrera Judicial. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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