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Biden corrige… y se vuelve a equivocar

Por fin Biden se enfrenta a la realidad, no solo social, sino la realidad de que muchos de quienes alguna vez lo apoyaron hoy se habían alejado. Y finalmente decide hacerse a un lado, a buen tiempo.
lun 22 julio 2024 06:03 AM
President Biden Holds NATO Summit News Conference As Questions Surround His Candidacy
Joe Biden tomó demasiado tiempo en entender el escenario real estadounidense, y eso les costó, y les seguirá costando, mucho a los Demócratas, quienes han perdido mucha competitividad, apunta Don Porfirio Salinas.

La gran noticia electoral de ayer domingo a nivel mundial fue que Biden por fin decidió bajarse de la candidatura presidencial, con la que buscaba reelegirse en noviembre.

Biden tomó demasiado tiempo en entender el escenario real estadounidense, y eso les costó, y les seguirá costando, mucho a los Demócratas, quienes han perdido mucha competitividad.

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Pero el daño no solo fue para la campaña presidencial. La necedad de Biden fue mermando mucho las posibilidades de muchos candidatos a nivel legislativo; lo mismo a nivel estatal y local.

Mientras Biden acumulaba pérdidas y detractores, Trump iba capitalizando. A pesar de tener casi la misma edad, nunca fue un tema en su contra como sí lo fue para Biden. El terrible debate, que el propio Biden propuso, no lo hizo ver la realidad.

Después, con el atentado Trump salió victorioso en todos los frentes. Dando una imagen de héroe, de hombre fuerte capaz de sobrevivir a un intento de asesinato. Esto debilitó aún más la imagen de fragilidad de Biden. Aún así, Biden insistía en seguir, afectando a los Demócratas y a él mismo.

En política, lo más importante es saber cuándo retirarse de algo. Biden dio vivo ejemplo de no saber. Aferrarse a la candidatura lo hizo ver como un viejito necio que, sumado a su pésimo gobierno, perjudicó letalmente la imagen positiva que en algún momento tuvo antes de ser presidente.

Este domingo por fin Biden se enfrenta a la realidad, no solo social, sino la realidad de que muchos de quienes alguna vez lo apoyaron hoy masivamente se habían alejado. Y finalmente decide hacerse a un lado, a buen tiempo.

Si bien muchos creen que es imposible posicionar a alguien a estas alturas de la contienda, la realidad es que aún es muy buen tiempo. Solo basta recordar que a estas alturas en 2016, Trump todavía no era el fenómeno electoral que resultó ser.

Biden, aparentemente, deja el camino libre para que alguien Demócrata más fresco, más joven, con más bríos tome las riendas de una candidatura en declive y logre volver a incentivas a muchos demócratas que se estaban haciendo a un lado al no ver una candidatura ganadora.

Sin embargo, Biden al corregir comete un nuevo error. Impulsa a la Vicepresidenta Kamala Harris como su sucesora en la contienda presidencial. Una política con poco fondo, que no supo crecer ni posicionarse durante sus cuatro años como la número dos de Estados Unidos.

Kamala no es particularmente popular ni fuerte electoralmente. Subió como la espuma por sus discursos estridentes y pendencieros, pero sin mucho contenido. Incluso llegó a ser ofensiva con el propio Biden cuando ambos pelearon la candidatura demócrata en 2020.

Pero una vez que llegó a una posición real de poder, no supo cómo aprovecharla y sobresalir. Lo suyo era la retórica, pero le tocó actuar y no pudo. La vicepresidencia de Estados Unidos puede ser una posición de gran fuerza. Estos cuatro años fue de gran ausencia.

Hay quienes dicen que no le permitieron sobresalir. Pero oportunidades tuvo muchas. Simplemente no tenía el tamaño para capitalizarlas. Y ahora, la proponen como candidata presidencial, cuando como vicepresidenta se apagó totalmente.

Todavía falta ver qué pasa en la convención demócrata en unas semanas, y cómo resuelven el tema de tener que sustituir a un precandidato que ya contaba con los apoyos formales internos de las primarias.

Pero es importante que el partido demócrata impulse a alguien con mayor frescura y arrastre. Ajeno a la dupla Biden Harris que tanto ha perjudicado la competitividad del partido.

El que Biden por fin desista puede ayudar a las candidaturas a cargos legislativos federales, así como las diversas contiendas que se darán a nivel local. Sin embargo, para realmente fortalecer al partido se requiere una candidatura presidencial sólida y competitiva. Kamala no parece serlo.

En los sondeos recientes en Estados Unidos, Kamala no ha salido particularmente popular ni fuerte, a diferencia de otras figuras del partido que, a pesar de no estar en el escenario nacional actual, están mejor posicionados que ella.

Los demócratas tienen cuatro semanas para definir un rumbo que ninguno de los partidos ha tenido que tomar antes. Y para identificar quiénes realmente pueden ser competitivos. En su convención tendrá que decidir la candidatura. Y a partir de eso, trabajar a marchas forzadas para posicionarla.

Trump es altamente popular actualmente, más aún después del atentado. Pero también hay grupos grandes de la población que no lo quieren.

El reto de los demócratas es histórico: nominar a alguien que realmente logre llegar a esos grupos y entusiasmarlos. Pero al mismo tiempo, que no sea alguien que profundice a polarización para que no lleve a mayores niveles de violencia social y política.

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Estamos viviendo tiempos inéditos en Estados Unidos y el mundo. Se vienen cuatro semanas muy intensas e inciertas. Trump seguramente sabrá capitalizarlas. El futuro de la elección de Estados Unidos está en manos de lo que pase en la convención demócrata.

Y el futuro de la relación con México también. Lo que pase en Estados Unidos impactará de manera directa a nuestro país. Más aún estando en la antesala de la revisión del T-MEC. Habrá que prepararnos para dos años muy convulsos.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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