En los últimos seis meses, es probable que hayas oído hablar de Ciudad sin Muros, un mosaico de talento que agrupa a académicos, empresarios, políticos y activistas afines a la izquierda y a Morena. Es liderado por Natasha Uren, quien ha impulsado y organizado actos de resonancia social y política en los que ha participado, por ejemplo, Clara Brugada.
#ColumnaInvitada | El arma secreta de Morena en la CDMX
El 28 de febrero, Ciudad sin Muros organizó el Foro Metropolitano Agua: Retos y Soluciones, inaugurado por la propia Jefa de Gobierno electa y Margarita González. El 17 de abril acompañó a Brugada a un recorrido por Pantaco, donde presentó su proyecto Ciudad Industrial, Ciudad Innovadora. Días después, el 15 de mayo, Ciudad sin Muros organizó el Foro Ciudad de México Hub Mundial: Desarrollo Sustentable, donde se abordaron temas de movilidad, vivienda e inversión. El foro fue inaugurado también por Brugada. En él compartió su visión metropolitana para la Ciudad de México con expertos de la talla de Alejandro Echeverri, Xavi Matilla, Gabriela Rendón y Miguel Robles Durán.
Estos foros generaron una amplia derrama de ideas, las cuales recibieron una extensa cobertura mediática. Ciudad sin Muros dio un paso adelante en su labor. Brindó su apoyo al proyecto de Brugada y a Morena, extendiendo su cobertura.
La agrupación eligió cinco alcaldías capitalinas, donde dirigió estrategias de comunicación política para apoyar a Brugada y a las y los candidatos de Morena. En el poniente respaldaron a Nancy Núñez (Azcapotzalco), a Gaby Osorio (Tlalpan), a Javier López Casarín (Alvaro Obregón) y a Fernando Mercado (Magdalena Contreras), todas fueran ganadas por Morena y sus aliados. Adicionalmente, por su importancia estratégica y cercanía con Brugada y Aleida Alavez, sus estrategias aterrizaron en Iztapalapa.
Ciudad sin Muros hizo un análisis electoral de las cinco demarcaciones; examinó patrones de voto por sección y territorio, e identificó las áreas de oportunidad. Donde Morena dominaba, pero requería incrementar la participación ciudadana, ya que el porcentaje de abstencionismo era mayor a 50%, intervino. Se ubicaron áreas del llamado voto “switcher”, donde era necesario hacer campaña de contraste para informar de los positivos del candidato de Morena y los negativos de los candidatos del frente opositor.
Las estrategias y materiales generados fueron, desde microperforados, con una estilística innovadora, especialmente en taxis, donde se podía ver a Brugada con el candidato a alcalde, pasando por desayunos con los candidatos a alcalde y transportistas de la alcaldía, hasta recorridos por Iztapalapa, donde Ciudad sin Muros convocó a más de 3,000 líderes sociales, empresarios, académicos, profesionistas varios y jóvenes, quienes conocieron las Utopías y el cablebús. Los recorridos tuvieron un alto impacto, pues quienes los experimentaron hicieron un eco replicante entre sus amigos, vecinos y conocidos en el resto de las otras cuatro alcaldías elegidas.
En cuanto a redes sociales, Ciudad sin Muros eligió una estrategia dirigida, basada en la inclinación política y la edad; “micro targeting”, fundamentada en el análisis de las secciones electorales y territorios por código postal. Entre abril y mayo produjeron más de 120 videos dirigidos a boomers, X’s, millennials, Z’s y Alfas, con el propósito de que influyeran a sus padres, madres o tutores.
Los contenidos fueron variables: a las personas afines a Morena, se motivó a salir a votar; si era “switcher, se posicionó al candidato de Morena y se mostraron las inconsistencias y contradicciones de los candidatos opositores. Los videos fueron difundidos eficazmente, pues llegaron a muchos votantes por redes sociales (Tik-Tok, Facebook y WhatsApp). El contenido resultó tan viral que Morena los empezó a difundir y los representantes del frente opositor se referían a ellos públicamente. Nadie, fuera de Uren y el par de miembros de Ciudad sin Muros que lideraron este esfuerzo, sabía de dónde venía este contenido viral.
Incluso en los últimos días de la campaña, Ciudad sin Muros produjo más de 25 videos que envió con “micro targeting”, especialmente a las secciones electorales en Azcapotzalco, Tlalpan, Álvaro Obregón, Magdalena Contreras e Iztapalapa. Estos videos se hicieron parte de la conversación pública, incluso en la veda electoral.
Al hacer un comparativo entre los resultados que las encuestas arrojaron el 29 de mayo, con los resultados obtenidos en las cinco alcaldías el 2 de junio, la preferencia electoral subió significativamente en favor de las candidaturas de Morena. El caso de Álvaro Obregón resultó particularmente significativo, pues la victoria de Morena parecía improbable.
La estrategia se guió por data que ayudó a “targuetear” redes y territorio de una forma pormenorizada, “microscópica”, para entrar en las zonas específicas, donde el electorado afín a Morena había dejado de votar, motivándolo y llevándolo a recordar aquello que estaba en juego.
Las estrategias direccionadas rindieron frutos y desde la sociedad civil surgieron fórmulas de coadyuvancia en el triunfo de Morena en la Ciudad de México.
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Nota del editor: Arturo García Caudillo es reportero y autor del libro ‘En Tierra de Ciegos: Historias de Cuba’. Estudió la licenciatura en Derecho en la UNAM. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.