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Balance del sexenio de AMLO desde la izquierda

Si vamos a analizar el legado de López Obrador, lo tenemos que evaluar como un presidente de izquierda. Visto desde esta perspectiva, el legado es ambivalente, pero el balance general es negativo.
mié 08 mayo 2024 06:06 AM
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Andrés Manuel López Obrador queda reprobado como un presidente de izquierda, apunta Jacques Coste.

Hace unos días participé en un debate sobre el legado de López Obrador con Edwin Ackerman y Viri Ríos, con moderación de Nicolas Allen. El evento fue organizado por el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook y pronto será publicado por la revista The Nation.

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A continuación reproduzco —con algunas ediciones en aras de la claridad— mi primera intervención en el debate:

Si vamos a analizar el legado de López Obrador, lo tenemos que evaluar como un presidente de izquierda. Visto desde esta perspectiva, el legado es ambivalente, pero el balance general es negativo.

Antes de pasar a los negativos, quiero destacar tres aspectos positivos:

1. La politización y el empoderamiento de la gente: López Obrador es un presidente populista. No digo esto en términos peyorativos, sino descriptivos. Como buen líder populista, ha construido una conexión directa con las clases populares, que se sienten representadas por el presidente y confían en él. Esto las ha empoderado de forma importante: por un lado, la retórica del presidente ha dotado al pueblo de dignidad; por el otro lado, la gente siente a este gobierno como suyo, lo cual contribuye a que se involucre en él y lo defienda en el día a día.

2. Aumento del salario mínimo: López Obrador ha promovido una política de incrementos constantes al salario mínimo, que ha crecido 110% durante esta administración, lo cual es el principal logro de este gobierno. Además, esta política ha estado acompañada de otras mejoras en el mundo del trabajo, como el respaldo a los sindicatos, lo cual es digno de aplaudir.

3. Humor social positivo: en parte gracias a los dos puntos anteriores y también a los programas sociales universales promovidos por este gobierno, la mayoría de los mexicanos aprueba al presidente López Obrador, se siente optimista con el rumbo que lleva México y mira con esperanza hacia el futuro. El buen humor social no es cosa menor, sino que es uno de los rubros más destacados de este gobierno.

Ahora, paso a los aspectos negativos:

1. Ausencia del Estado de Bienestar: López Obrador jamás intentó tejer redes de protección social para disminuir la desigualdad y asegurar que la mayoría de los ciudadanos tengan garantizadas una amplia gama de derechos y una calidad de vida digna. Lejos de ello, López Obrador emprendió una embestida contra el Estado, que resultó en la destrucción del sistema de salud, en la reducción de la calidad de los servicios públicos y en el declive de la educación pública en México, aspectos que de por sí eran precarios desde antes de su gobierno.

En este sentido, los programas sociales de AMLO parten de una visión neoliberal. Es un planteamiento individualista y de mercado: repartir dinero en efectivo y que las personas solucionen sus problemas como puedan. Además, los programas sociales de AMLO están diseñados para que la gente sobrelleve la pobreza, no para que la supere.

3. La militarización: el presidente recargó su proyecto político en las Fuerzas Armadas, por lo que éstas se transformaron en el principal brazo operativo del Estado, incrementaron sustancialmente su peso político, aumentaron su capacidad de injerencia en las decisiones de gobierno y se consolidaron como un potente jugador económico, con hambre de expandir su dominio a nuevas áreas del gobierno civil y la economía.

3. La violencia generalizada y las constantes violaciones a los derechos humanos: la estrategia de seguridad de López Obrador falló a todas luces, tanto así que durante su gobierno han sido asesinadas alrededor de 30,000 personas cada año, el crimen organizado tiene territorios enteros del país tomados y las desapariciones también han aumentado. En total, hay más de 110,000 personas desaparecidas en México hoy en día. Además, se han incrementado sustancialmente los ataques contra activistas y periodistas, mientras que se ha reducido la libertad de expresión.

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Por si fuera poco, López Obrador traicionó a las víctimas de violaciones a derechos humanos y a los familiares de personas desaparecidas. Lucró políticamente con su dolor en las elecciones de 2018, pero les dio la espalda al llegar al gobierno. En alianza con el Ejército, AMLO ha obstaculizado activamente las investigaciones de los casos de Ayotzinapa y la Guerra Sucia, ha cerrado el diálogo del gobierno con las víctimas, ha desacreditado una y otra vez a las madres buscadoras y a las organizaciones de derechos humanos, y ha intentado maquillar artificialmente las cifras de personas desaparecidas en México. En suma, López Obrador se dice humanista, pero la traición a las víctimas es la obra de un gobierno cruel, cobarde e inhumano.

4. Devastación ambiental: tomando en cuenta la crisis ambiental global, cualquier izquierda moderna debería preocuparse por el medio ambiente. López Obrador ha hecho lo contrario: la construcción irregular del Tren Maya ha devastado kilómetros y kilómetros de selvas y áreas naturales protegidas en el sureste mexicano, afectando particularmente a comunidades indígenas en la región. Además, la apuesta por fortalecer a Pemex y refinar más petróleo ha alejado a México del desarrollo de energías limpias.

En conclusión, López Obrador queda reprobado como un presidente de izquierda.

Nota del autor: El debate fue un ejercicio sumamente interesante y enriquecedor, en donde los panelistas discutimos el gobierno de López Obrador desde distintas perspectivas de izquierda. Aprecio especialmente los esfuerzos de Nicolas Allen por organizar esta discusión y la actitud de apertura al diálogo y el intercambio de ideas de Viri Ríos y Edwin Ackerman. Gracias a que los tres panelistas acudimos al encuentro con esta actitud, el debate fue de alto nivel y sobre cuestiones de fondo. Ojalá hubiera más espacios así, en donde pudiéramos debatir sobre cuestiones realmente importantes con respeto, vigor y argumentos, en vez de distraernos en nimiedades y ataques personales. Por eso, doy las gracias a Allen, Ríos y Ackerman, e invito al lector y la lectora a consultar el debate completo una vez que haya sido publicado por The Nation.

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Nota del editor: Jacques Coste ( @jacquescoste94 ) es internacionalista, historiador, consultor político y autor del libro Derechos humanos y política en México: La reforma constitucional de 2011 en perspectiva histórica (Instituto Mora y Tirant lo Blanch, 2022). Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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