Varias veces estuve a punto de cambiar el canal. Mi frustración aumentaba al recordar aquel capítulo de la serie West Wing de NBC (séptimo capítulo de la séptima temporada) -que fue transmitido en vivo- en el que el candidato Matt Santos, luego de la presentación de las reglas del debate por el moderador, rompe el protocolo y reta a su contrincante Arnold Vinick a debatir libremente y sin tantas restricciones en el formato. Lo que sigue es interesante y emocionante. Lo de ayer fue desesperante y frustrante: los asesores que entrenaron para el debate debieron, por lo menos, ponerle ese capítulo a sus candidatos.
Por el contrario, el INE volvió a tener un formato rígido (cuando habían prometido uno ágil y dinámico) con un ligero y mal empleado intento con sus “bolsas de tiempo”, (que también tenía restricción de tiempo), y aún ese momento no supo ser bien aprovechado por los candidatos: era evidente que no sabían cómo utilizarlo. Paradójicamente, lo más cercano a lo que nos hubiera gusto ver fue el microdebate por el mal seguimiento y confusión que se generó con el reloj, precisamente en ese espacio.
En cuanto a la imagen proyectada por los candidatos que también cuenta y cuenta mucho (los expertos señalan que más de un 90% de nuestra comunicación es no verbal), la Consultora en Imagen Pública, Nury Novello, explica que los tres candidatos se vieron demasiado impostados, con discursos hechos y nada naturales, como la sonrisa falsa y exagerada de Jorge Álvarez Máynez.
Nury explica que en cuanto a vestimenta, en general, los candidatos lo hicieron bien e incluso el maquillaje y peinado de Xóchitl Gálvez fue un gran acierto; mientras que Claudia Sheinbaum proyectó una imagen más presidencial: “habla, se mueve y comunica como una mujer preparada y segura”.
Ninguno de los candidatos emociona ni motiva a ir a votar. Difícilmente este debate moverá la intención de voto, como señala Cándido Martínez, experto en Inteligencia de Datos que ha dado seguimiento a través de encuestas a la campaña.
Un debate en el que Álvarez Máynez seguro ganó conocimiento pero difícilmente votos y nos dejó esperando la famosa disrupción que supuestamente nos iba a traer esa campaña.
Claudia comenzó muy rígida por los nervios, pero luego fue sintiéndose cómoda y dominando el escenario; sin duda fue la que proyectó mayor seguridad. Eso le bastó seguramente para ser la que menos perdió. No convenció a nadie pero su voto proyectado -y va liderando en las encuestas- seguramente le seguirá dando respaldo.
Xóchitl acelerada, exagerada, con muchas ideas imprecisas y desordenadas, y coronada por un cierre fatal en el que se puso a leer, lo que le quita credibilidad, y mostró la bandera al revés (si es cierto que fue intencional, no lo aclaró en su mensaje y pareció un error; y en política lo que parece, es).