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#Oteador | Acuerdos yuxtapuestos

Lo ocurrido en Coahuila recientemente es apenas un ejemplo de muchos que existen, pero que estarían por explotar o que no han salido a la luz pública.
lun 15 enero 2024 08:08 AM
marko cortes
Bendito enojo de Marko Cortés que lo hizo tomar una decisión apresurada y publicar en la red social X el acuerdo político-electoral para ese estado, mostrando que se negociaron registros civiles y oficinas de recaudación, apunta Javier Rosiles Salas.

La capacidad de aglomeración de los partidos políticos opositores en México no alcanza para cubrir el territorio nacional. Pese a que el objetivo de impedir la consolidación del proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador --en conjunto con su vehículo partidario que es Morena-- es claro, cada vez se ocultan menos los graves conflictos que trae consigo el amontonamiento de organizaciones políticas históricamente adversarias y la previsión de la derrota.

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Lo ocurrido en Coahuila recientemente es apenas un ejemplo de muchos que existen, pero que estarían por explotar o que no han salido a la luz pública. Bendito enojo de Marko Cortés que lo hizo tomar una decisión apresurada y publicar en la red social X el acuerdo político-electoral para ese estado, mostrando que se negociaron registros civiles y oficinas de recaudación, direcciones de planteles educativos y universidades, y hasta el reparto de notarías.

El punto es que la disputa no es entre las dirigencias nacionales del PAN y el PRI, tan convencidas de la coalición por un asunto de sobrevivencia, sino entre Cortés, el líder nacional panista, y el gobernador coahuilense Manolo Jiménez, un priista que alcanzó el ejecutivo estatal respaldado por PAN y PRD a través de la Alianza Ciudadana por la Seguridad.

¿Con este antecedente, en qué medida los panistas podrían apoyar con toda convicción a los priistas –o viceversa-- para ganar la presidencia municipal de Torreón, el principal territorio en discordia? Como si no se supiera que se trata de una importante ínsula del PAN enclavada en un mar con predominio del PRI en el que el panista Jorge Zermeño Infante ha logrado gobernar en dos periodos (1997-1999 y 2018-2021), pero en el que se perdió la continuidad blanquiazul cuando el priista Román Alberto Cepeda González ganó la elección en 2021. Bretes sin efugios simples.

La elección de 2024 será una en la que pululen lo que podríamos llamar acuerdos yuxtapuestos, es decir, pactos entre varios partidos en un territorio electoral que no se reproducen en unidades territoriales más pequeñas u órdenes inferiores. Los convenios a nivel federal apenas y se han logrado; es un grave error pensar que se pueden simplemente calcar en el ámbito local.

Habrá acuerdos de tres partidos para abanderar una candidatura por una diputación federal, pero esos mismos partidos serán acérrimos rivales en busca de ganar uno o varios municipios de los que conforman dicho territorio electoral. Tampoco está garantizado que las coaliciones nacionales se dupliquen en el nivel subnacional (gubernaturas).

Un dato revelador es que las dos grandes alianzas que compiten por la Presidencia de la República, integradas por seis de los siete partidos en liza electoral, no lograron siquiera un acuerdo pleno, sino que registraron coaliciones parciales. De acuerdo con el artículo 88 de la Ley General de Partidos Políticos, son posibles tres tipos de coaliciones, según la cantidad de candidaturas que se postulen: total (100%), parcial (por lo menos 50%) y flexible (al menos 25%).

En Tlaxcala y Oaxaca el PAN, PRI y PRD buscarán por su cuenta ganar una de las tres senadurías en disputa, como también serán rivales en 47 distritos federales. Una Fuerza y Corazón por México cuyo amor no fue suficiente para cubrir todo el territorio nacional. No hay más exigencia que la de “procurar” participar de manera conjunta en donde se desarrollen elecciones locales concurrentes con la federal (cláusula décima quinta del convenio).

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Por lo que respecta a la alianza oficialista, también hay que decir que sólo logró acuerdos para buscar en conjunto senadurías en 24 estados, esto evidencia un nivel importante de conflictividad en Baja California, Campeche, Chiapas, Guanajuato, Hidalgo, Oaxaca, Tabasco y Tlaxcala. Aunque si a pugnas se refiere, en Tabasco los esfuerzos de los aliados fueron tan insuficientes que no concertaron en ni uno solo de los distritos federales.

La invitación de Morena, PT y Verde es: Sigamos Haciendo Historia, sí juntos, pero no necesariamente revueltos en todo el territorio nacional. La cláusula vigésima primera de su convenio establece que en las elecciones locales “los partidos políticos integrantes de la coalición participarán de manera conjunta bajo los principios y compromisos de la Coalición Electoral del ámbito Federal. Salvo aquellas en donde las condiciones no lo permitan y en consulta con la Comisión Coordinadora de la Coalición”.

No hay duda de que los acuerdos yuxtapuestos derivarán en confrontación, por una evidente incapacidad de las dirigencias nacionales de los partidos para lograr acuerdos que se puedan armonizar en la totalidad de los territorios electorales, subnacionales y locales, especialmente. Coaliciones que no impiden las colisiones.

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Nota del editor: Javier Rosiles Salas ( @Javier_Rosiles ) es politólogo. Doctor en Procesos Políticos. Profesor e investigador en la UCEMICH. Especialista en partidos políticos, elecciones y política gubernamental. Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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