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Días de guardar

No le vendría nada mal a los representantes de la oposición tomarse unos días de introspección, para analizar por qué están haciendo tan mal las cosas, en tiempos de un gobierno tan ineficiente.
mar 11 abril 2023 06:00 AM
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Estamos en un momento muy delicado del país, y ni la clase política en su conjunto (incluido el Gobierno) ni los contrapesos sociales están a la altura de las circunstancias.

Para la mayoría de la gente, la semana santa significa tener unos días de vacaciones, esparcimiento y descanso de las actividades diarias. Para los más devotos, son días de reflexión, de recogimiento, días de guardar.

En la política funciona un poco distinto. Para muchos, como es el caso de los legisladores, son días de vacacionar de sus labores diarias; como si se dedicaran a trabajar diario. Pero para muchos funcionarios del poder ejecutivo en sus tres niveles, son días de trabajo intenso, particularmente a nivel municipal.

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Sin embargo, no se ve que muchos integrantes de la llamada clase política usen estos días, o cualesquiera otros, para realmente reflexionar. Particularmente en la oposición.

No le vendría nada mal a los representantes de la oposición tomarse unos días de introspección, para analizar por qué están haciendo tan mal las cosas, en tiempos de un gobierno tan ineficiente que en teoría debería ser caldo de cultivo para reposicionarse ante la sociedad.

Les sería de gran ayuda dedicarse un tiempo a entender qué está pasando en el país desde, al menos 2018, y qué ha vivido la sociedad los últimos 20 años para tomar las decisiones electorales que ha tomado.

La oposición, y aquellos intentos de contrapesos sociales, se beneficiarían mucho de hacer un alto en el camino para comprender que lo que vienen haciendo desde la entrada de este gobierno no los acerca, ni remotamente, a recuperar la confianza de la ciudadanía.

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A todos nos serviría que pudieran meditar por qué sus intentos de estrategias y acciones, que en nada han cambiado a como se comportaban antes de 2018, no solo no los ayudan a ellos, sino que siguen perjudicando al país.

Los partidos de oposición deberían tener unos días de recogimiento para estudiar lo que les pasó en 2018, e identificar todo aquello que no han sabido corregir desde entonces hasta ahora.

Deberían analizar cómo, desde por lo menos el año 2000, crearon una bola de nieve de errores políticos, excesos y abusos que devinieron en el hartazgo ciudadano que llevó a las inusitadas elecciones de 2018.

Tendrían que estar observando a detalle por qué buena parte de la ciudadanía votó contra todo lo que ellos representaban. Y cómo con sus acciones los últimos cuatro años no han entendido en qué se equivocaron y qué tendrían que haber cambiado.

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Entender que con las dirigencias tan medianas que hoy se tienen, será imposible recuperar un nivel mínimo de competitividad que les permita aspirar a resultados relativamente decentes en 2024.

Las fuerzas políticas de oposición, que de fuerza ya tienen muy poco, necesitan entender que mientras no reconozcan errores, depuren y limpien sus filas, y se acerquen a escuchar a la gente, se mantendrán en los niveles mediocres de votación, a pesar del gobierno tan malo que tenemos.

Deben también reflexionar sobre cómo regresar a muchos de sus principios y valores originarios, pero adaptados en un nuevo contexto social muy distinto. Y sobre cómo lograr que tantos de sus simpatizantes que por decepción les dieron la espalda, vuelvan a confiar en ellos.

Los llamados contrapesos sociales, por su parte, deberían tomar estos días para pensar por qué creen que tienen la capacidad de meterse en política, desde trincheras tan distintas como la empresarial, en la que no han sido necesariamente exitosos.

Por qué impulsar o respaldar perfiles que, cuando fueron dirigentes cupulares, no hicieron más que enfrentar y enconar a la propia clase empresarial. ¿Qué los hace ahora aptos para pretender liderar un país polarizado y enconado, no solo por el Presidente sino por muchos de ellos?

Desde los otros contrapesos sociales, como ciertos think tanks, también habría que reflexionar por qué algunos de sus análisis y propuestas siguen siendo iguales que antes, a pesar de hay cosas que han cambiado de fondo en la sociedad.

O por qué ahora hacen tanto énfasis en excesos del actual gobierno que también tuvieron los anteriores; y que en su momento marcaron una tendencia que hoy solo se profundiza.

Estamos en un momento muy delicado del país, y ni la clase política en su conjunto (incluido el Gobierno) ni los contrapesos sociales están a la altura de las circunstancias.

Ojalá que oposición, contrapesos y el propio oficialismo hayan usado estos días de guardar para reflexionar, porque necesitan muchos cambios internos para poder enfilar a México a una ruta mínima de desarrollo, inclusión y equidad.

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