#ElPersonaje | Juan José Serrano Mendoza, el contralor desleal

Con una desvergüenza difícil de empatar y rompiendo todo voto de austeridad y pobreza franciscana que López Obrador y su jefa Sheinbaum pregonan sin cesar, optó por saborear las mieles del neoliberalismo conservador, fifí y ‘aspiracionista’.

Atrapado por la fotografía, en el estadio de Phoenix, Arizona, no le quedó de otra que recurrir a la máxima de este sexenio, mostrar todo el cinismo posible con carita de víctima, y terminó explicando que los boletos fueron un regalo y que se fue casi casi de aventón para no gastar.

Acto seguido, Sheinbaum aclaró que Serrano no aceptó ningún regalo, sino que -inhalen y exhalen- que él lo había pagado de su bolsa. Sí mintió, pues Serrano declaró que fue un regalo.

Así pues, tantas mentiras terminaron por enredar una vez más a la corcholata preferida y, con tantita presión de los reporteros, en una maroma con grado de dificultad tres, terminó por decir que mejor Serrano explique lo que sucedió.

Debió haberlo cesado o él, por dignidad, haber renunciado.

Sin duda no son iguales, ¡son peores!

-Échense un fuerte para seguir leyendo-

De acuerdo con la LEY de Servidores Públicos, no pueden recibir regalos por encima de ¡cinco salarios mínimos! ¿Cómo les quedó el ojo? Y peor aún, este es CONTRALOR de la CDMX, es decir, es el responsable de revisar que en el gobierno de la regenta se cumpla con esta disposición. ¡Ver para creer!

Pero qué se podía esperar de un contralor que es producto de la traición más vil y burda inimaginable, que prefirió botar a los papás de los niños del Colegio Rébsamen a cambio de un hueso en el gobierno de la regenta.

Sí, leyó usted MUY bien, este personaje era el abogado de los papás que perdieron a sus hijos en el temblor del 2017 en la escuela Rébsamen, a quienes botó por un hueso.

O sea, Serrano pasó de ser un litigante cualquiera a secretario del Gobierno de la CDMX sin ninguna experiencia previa en el servicio público y ningún mérito más que el de traicionar a las familias y niños del Colegio Rébsamen.

Obvio, no podemos dejar de lado que Morena y sus aliados echaron toda la carne al asador para imponerlo vendiéndonos la idea de que se trataba de un perfil ciudadano que representaba la honestidad y la independencia política al no tener vínculo alguno con el gobierno de Claudia Sheinbaum. Sí, ajá.

Ahora ya entendemos porqué la entonces alcaldesa, hoy regenta, salió limpia de esa tragedia a pesar de llevar responsabilidad como autoridad.

El que traiciona una vez traiciona siempre.

Los adagios y refranes no fallan, con decirles que en 2022 fue denunciado ante el IECM por obligar y amenazar a los integrantes de su personal para que recabaran y reclutaran a personas para la consulta de revocación de mandato o de lo contrario los iban a cesar del cargo, según el expediente IECM-QNA/012/2022, que el instituto local turnó al INE.

Y, recientemente, al peor estilo dictatorial, tomó por la fuerza y con la fuerza pública la Alcaldía Cuauhtémoc, con 300 granaderos como apoyo, gracias a una denuncia anónima ciudadana que acusaba de haber visto unos panfletos cuyas verdades desprestigiaban a Sheinbaum y, para agradar aún más a su jefa, generó todo un show mediático de la “diligencia”.

Al siguiente día, titubeante, no pudo explicar cuál era la falta que había provocado esa desmesurada acción.

Es obvio que Serrano padece amnesia selectiva que le impide ver a la CDMX tapizada con propaganda a favor de #EsClaudia, que no parece preocuparle más de lo que le preocupó abandonar a las víctimas del Rébsamen.

Resulta claro que los grados académicos como Licenciado en Derecho por la Universidad La Salle, de Master in Business Administration for Public Sector por la Universidad de Birmingham, Inglaterra, o las especialidades de Derecho Laboral y Derecho de Empresa que dice tener no alcanzan a tapar su verdadera vocación, la traición, que lo ha distinguido desde su designación.

¿Qué seguirá, que lo candidateen para ser diputado local o federal por Morena?

No sería nada raro ver algo así, porque como alguien dice por ahí, amor con amor se paga.

Y en la autollamada 4T la fórmula es: 90% lealtad y 10% deslealtad. ¡Ah no, perdón!, mejor póngale el mérito que le venga a la cabeza, tras haber leído quién es este ser humano y servidor público.

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