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#ColumnaInvitada | 2023 un año definitorio

Los que hoy están al frente del gobierno federal se esfuerzan persistentemente para fijar nuevos niveles de destrucción y de erosión en cuanto a libertades e instituciones se refiere.
lun 16 enero 2023 06:01 AM
Personas de una organización juntan sus manos en un circulo en sinónimo de colaboración y diversidad e inclusión.
Solamente a base de un activismo permanente, coordinado, eficaz y contundente podremos hablar de que tuvimos, todos, la capacidad necesaria para enderezar el futuro del país hacia un mejor destino, considera Juan Francisco Torres Landa.

No exagero un ápice al decir que arranca un año crucial. 2023 es en los hechos la gran fase de prueba para la capacidad de despliegue y desarrollo de prioridades ciudadanas. Como nunca en la historia reciente es importante que tengamos consciencia de lo que pesa sobre los hombros de todas las personas en este país. Solamente a base de un activismo permanente, coordinado, eficaz y contundente podremos hablar de que tuvimos, todos, la capacidad necesaria para enderezar el futuro del país hacia un mejor destino. Frente a nosotros la obligación de no doblegarnos ante el autoritarismo exacerbado y la embestida contra la normalidad democrática.

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Aunque es claro que la elección más importante para el país será la que ocurra a mediados de 2024, dicho evento pasará y en gran medida se determinará por lo que hagamos como nación en este ya vigente 2023. Y es que hay que hablar de distintos hitos y estaciones en las que tendremos que hacer parada en los siguientes 12 meses. Vienen tareas y actividades que requieren de una gran suma de factores para lograr los resultados deseados. Y es ese agregado de estudio, diagnóstico, comunicación, labor en tierra, talento, esfuerzos, y sobre todo humildad y pragmatismo, lo que permitirá dar buenas cuentas a fines de este año y en anticipación a lo que será la gran aduana histórica el domingo 2 de junio de 2024.

Para muestra un botón, las elecciones en Coahuila y Estado de México serán emblemáticas. Lo serán porque de alguna manera serán los laboratorios de todo lo que se tiene que hacer bien para lograr que en efecto no se permita que Morena y sus satélites se hagan del control de estas dos entidades, y que, por el contrario, se demuestre la falibilidad y reducción de eficacia electoral de dicho grupo político. Los retos no son menores. Ya sabemos y hemos visto que el presidente y todo su equipo y adeptos están dispuestos a hacer todo lo que dentro (y fuera) de la ley sea necesario hacer para procurar triunfar. No tienen ni tendrán límites porque sienten que no existen y que el fin justifica los medios. Fuera caretas. Nulo respeto por la ley y las instituciones, empezando por el visceral ataque al INE.

En estas dos entidades las fuerzas políticas que buscan evitar la debacle creciente en el país tendrán que trabajar con absoluta coordinación para tener el mejor frente que garantice competitividad para ganar en las urnas. Para ello es menester ir unidos en una sola plataforma (que lo escuche fuerte MC), hacerlo en base a un mensaje claro y contundente que reconozca las necesidades de la población, y además se cuente con el mejor despliegue territorial.

En estos pasos se requiere una convocatoria amplia para que los sectores sociales, ciudadanos, empresariales, sindicales, campesinos, académicos, feministas, juveniles, etc. sean parte integral de las determinaciones y acciones fundamentales de campaña y del gobierno de coalición posterior. Nada de acuerdos en lo oscurito. Solamente con esta amplia intervención de todos los sectores poblacionales es que se logrará el arrastre y legitimación que generará el alud de votos que eviten que con todas las trampas y acarreos no prevalezca el intento de Morena de hacerse de estos estados en su sed de ampliar su cobertura territorial para el proceso electoral 2024.

Y así tenemos que hablar de lo que tenemos que hacer en los siguientes meses desde la trinchera ciudadana para avanzar en lo que toca al proceso electoral nacional del año siguiente. Durante muchos meses hemos dicho que fijar el rumbo con base en la candidatura no era el foco principal, en particular porque para ello requerimos tener un entendimiento claro de lo que debe ser un programa de nación, el acuerdo para consolidar un gobierno de coalición, galvanizar la máxima unidad posible, y confirmar el método de selección de la candidatura.

Pero lo cierto es que ahora sí ya llegamos al momento en que es justamente este último tema el que se requiere ya definir e implementar en cuanto a sus alcances, tiempos y componentes.

La premisa fundamental es que para tener una candidatura vigorosa, atrayente, potente y eficaz, la participación ciudadana es fundamental. Y es que solamente a través de un método que asegure una amplia injerencia, una clara auscultación, una vinculación con amplios sectores de la población, y una gran legitimación, será posible escoger de entre varias opciones a la mejor alternativa para que se determine a la persona que goce de la mejor afinidad y potencia con el electorado. Con esa estela de requisitos es que habrá que determinar el método que por un lado sea atractivo para la población en general y, por el otro, que los partidos políticos lo asuman e implementen como propio.

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Es ya urgente establecer entonces dichas condiciones, términos, plazos y forma de ejecución. Ahora hay que ver que fluyan todas las ideas sobre temas como elección primaria, consultas ciudadanas, encuestas en grupos de enfoque, debates públicos, foros de encuentro, o la mezcla de muchas de estas piezas para armar el rompecabezas final que genere las mejores formas y fondo del asunto. En esto nos jugamos el resto por lo que deberemos lograr el mejor balance entre creatividad, transparencia, sencillez y eficacia. En este caso la forma es fondo y por ello la definición del método es clave para un desenlace exitoso en el fin electoral previsto.

Los partidos políticos tendrán que abdicar a sus mecanismos inerciales de acuerdos cupulares para definir candidaturas, y particularmente la que corresponde a la Presidencia de la República, para dar paso al mecanismo de amplia participación que blindará el que la selección de la persona respectiva goce del beneplácito y simpatía del gran electorado.

Debemos tener como meta clara y única ganar en 2024 y que Morena no repita otro sexenio. Suficientemente grave es que vayan a dejar al país en condiciones paupérrimas como para además dejar que sigan destruyendo al país por seis años más. El país es generoso, pero difícilmente aguantaría otra administración ruin y desalmada como la actual.

Es así entonces que en las siguientes semanas se habrán de tomar importantes decisiones para avanzar en estos trascendentales temas. Estemos todos atentos para aportar ideas, lograr consensos, y presentar a los partidos políticos lo que sea el reclamo ciudadano para este proceso en que sin exagerar se va a llegar a una de las decisiones más importantes en la crónica histórica del país. Ya estamos en ese momento y no podemos ignorarlo.

Las ansias de avanzar ahora tendrán que encontrar una gran sinergia de todas las fuerzas que en otros momentos y en otras circunstancias estarían en diferentes trincheras, pero que en esta coyuntura no se pueden dar ese lujo, so pena de entregar el país al gran enemigo de la democracia, las instituciones, las libertades y la transparencia como en los hechos lo ha demostrado con creces Morena y sus secuaces.

Por ello no podemos fallar. A todos nos ha pasado más de una vez que pensamos que ya tocamos fondo en cuanto a lo que se puede deteriorar en el país. Y sin embargo el caso es que los que hoy están al frente del gobierno federal (y varios estatales) se esfuerzan persistentemente para fijar nuevos niveles de destrucción y de erosión en cuanto a libertades e instituciones se refiere. Por esto la unidad en torno a estos temas es vital.

Se requiere confiar en que esa gran energía, como la que se mostró en la marcha del 13 de noviembre pasado, ahora se replique en estas grandes definiciones del andamiaje de éxito para los retos electorales inminentes en el país. Nos toca escribir la historia, una que finalmente empuje al país a las mejores condiciones que todos merecemos y que pasa por no dejar que en 2024 pueda volver a repetir quien ha demostrado ser una avasalladora de todo lo que realmente importa en el país para tener un piso parejo y oportunidades amplias de justicia, seguridad, salud, educación, trabajo, cultura, vivienda y movilidad social. 2023 será el año definitorio. Nos toca vencer desde ahora y todos los días para lograr dichos fines. Se podrá lograr estando Unid@s. No lo dudemos.

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Notas del editor:

Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México.

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