Reclamos que asombraron al invitado, que no se quedó callado y reviró las quejas, señalando que Estados Unidos es el mayor involucrado en tareas de ayuda en la zona. Además, se refirió -recriminando a la llamada 4T- a los 100,000 estadounidenses que han muerto por la “plaga del fentanilo”, la popular droga que ingresa por la frontera de México, elemento con el que “fabricaba” drogas el hoy preso Ovidio Guzmán.
Las tensiones que han tenido entre mandatarios han sido constantes y esta reunión bilateral se convirtió en una especie de catarsis, para mostrar a la luz las diferencias puntuales que tienen referentes a la migración, política y trasiego de drogas.
La distancia entre gobernantes ha sido muy evidente durante los últimos dos años. López Obrador ha evidenciado en innumerables ocasiones su admiración y amistad con Donald Trump, lo que ha sido visto como un agravio para el partido Demócrata.
También el morenista ha criticado severamente la política exterior de Biden, incluso se negó a participar en la cumbre de Los Ángeles, California, en protesta porque no se invitó a los presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Por su parte, Biden ha sido muy moderado en cuanto a sus menciones sobre AMLO y sus políticas. Prácticamente lo “congeló” de sus discursos durante los últimos meses. Esto, en la política estadounidense es una señal de desdén, lo que en México llamamos “ley del hielo”.
Sin embargo, a poco más de un año de distancia hacia las elecciones presidenciales en México y Estados Unidos, los presidentes han tenido que dejar atrás sus diferencias y apostar por una alianza que garantice votos a favor de sus respectivos partidos políticos.
Tanta es la importancia de las reuniones y acuerdos de Biden en México, que podrían ser factores esenciales para su nominación a la reelección en próximos días.
Una amistad forzada
La estrategia discursiva del estadounidense comenzaría en regaño por las omisiones de México en cuanto al infinito envío de drogas a la frontera. Pero la ofrenda con la etiqueta de Guzmán López y la actitud “valentona” del mexicano han logrado suavizar el mensaje de Biden, mostrándose más conciliador y políticamente cordial.
Primero, aceptó llegar al polémico aeropuerto Felipe Ángeles y lo “chuleó”; invitó a su homólogo a su limusina blindada “la bestia”; le pidió aprender a tocar la campana de Palacio Nacional y aterrizó su mensaje reconociendo la importancia mexicana: “Celebramos 200 años de relaciones bilaterales con México y mirando nuestra historia compartida queda claro que si estamos más seguros trabajaremos mejor juntos. México es un socio de verdad y cuando trabajamos en conjunto con valores comunes y respeto mutuo no hay nada que no podamos hacer”.