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#ColumnaInvitada | Nunca más solos

Hemos logrado como sociedad entender y cambiar para no volver jamás al pasado. Este punto quedó muy claro como uno de los aprendizajes de la reciente marcha ciudadana del pasado 13 de noviembre.
mié 30 noviembre 2022 11:59 PM
(Calle de Madero en el Centro Histórico de la CDMX)
La sociedad civil en México ya asimiló que la solución a los grandes problemas del país pasa por ser partes activas en el diagnóstico, planeación, ejecución, seguimiento, monitoreo y evaluación de políticas públicas, apunta Juan Francisco Torres Landa.

Vaya que ha costado trabajo entenderlo, pero está clarísimo ahora. A la clase política no se le puede dejar actuar por su cuenta sin una vinculación permanente y certera con la ciudadanía.

Durante muchos años se tuvo la falsa premisa de que el cumplimiento de nuestras obligaciones cívicas se reducía simplemente a acudir a las urnas en los días de elecciones, y en muchos casos es conocido que un porcentaje importante de la población ni siquiera cumplía con sus deberes en esos momentos. Afortunadamente todos estos conceptos ya se superaron.

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Hemos logrado como sociedad entender y cambiar para no volver jamás al pasado. Este punto quedó muy claro como uno de los aprendizajes de la reciente marcha ciudadana del domingo 13 de noviembre próximo pasado.

Y es que a base de prueba y error, de abuso en abuso, y de exceso en exceso, como población hemos encontrado que sin una vigilancia estrecha, un monitoreo permanente, y una exigencia incesante, es prácticamente una cuestión de deficiencia y tendencia humana el que los políticos se les olvide de plano a quiénes representan, por qué fueron electos a determinado cargo y, en general, cuáles son las prioridades en su quehacer. Al parecer las tentaciones de servirse del cargo y no servir con el cargo han sido más potentes a lo largo de la historia, en particular en las últimas décadas, y acentuadamente en el sexenio previo y el que ahora está en curso.

Como decía nuestro buen amigo Carlos Llano, el que generaliza se equivoca, y en efecto hemos conocido muchas personas que no se marean con el ladrillo, que no olvidan el por qué aspiraron en primer momento a ser electos, por qué aceptaron un cargo público y, en general, qué los animó a decidirse tomar una responsabilidad que implica laborar dentro del sector público.

Sin embargo, son lamentablemente aves fénix que merecen un reconocimiento ante el pésimo ejemplo que han dado muchos otros cuya misión parece haber sido el tratar de amasar la fortuna más grande posible en el lapso más breve. La avaricia y falta de respeto a los límites legales no parecen haber tenido impacto alguno en muchas personas que simplemente se han desempeñado como grandes ladrones del erario oficial.

No hay remordimiento alguno, en particular porque el escarmiento público en muchas ocasiones es nulo, los procedimientos oficiales para reclamar responsabilidad son en la mayoría de los casos inexistentes, y en muchos otros casos incluso se les permite burlar a la comunidad haciendo alarde de sus fortunas mal habidas. Pero insistimos que estas enormes irregularidades solamente se explican ante la apatía, desinterés y complicidad de una ciudadanía tolerante ante el abuso. Y eso ya no puede ni seguirá siendo así.

Para muestra un botón. La actual administración federal llegó al poder so pretexto de que iba a montar una cruzada contra la corrupción y la inseguridad. Semejantes compromisos con el electorado catapultaron el que se expresaran frases como “ya hay que darle oportunidad”, “no nos puede ir peor”, o “no creo que pueda fallar”.

Pues vaya que el engaño se hizo patente desde antes de tomar posesión, y ahora se entiende en toda su magnitud el riesgo de dejar tanto poder en una persona y su grupo de incondicionales abyectos que solamente entienden como su misión el enarbolar una retórica populista y esteril con terribles consecuencias reales y enorme destrucción para el país.

Y es ante este escenario y entendimiento que la sociedad civil en México y la población en general ya asimiló sin lugar a duda que la solución a los grandes problemas del país (los cuales hoy están más acendrados y profundos que nunca) pasa por ser partes activas en el diagnóstico, planeación, ejecución, seguimiento, monitoreo y evaluación de políticas públicas.

No asumir que la clase política podrá asimilar las mejores prácticas por sí sola. Se requiere de una interacción permanente para que se pueda ver al largo plazo, se planeen correctamente los programas eficientes y eficaces, se logre dar prioridad a lo que realmente importa a la población, y que se fijen rutas trans-sexenales que no estén supeditados a los caprichos u ocurrencias de quienes momentáneamente detentan el poder.

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Con una visión del futuro que queremos para el país, ahora tenemos la vista puesta precisamente en un proceso en que sea la población en general quien fije el rumbo de un país exitoso para todos, con piso parejo, con condiciones equitativas, con educación de calidad, con sistemas de salud eficaces y disponibles, con justicia y seguridad, con sustentabilidad, etc. Y para ello está en curso un levantamiento de opinión que permita generar el insumo para que en el primer trimestre de 2023 se genere un primer borrador de un México de Futuro para Todos.

Para ello todas las personas interesadas en participar simplemente deben entrar a la plataforma ( https://wa.me/message/YKN2C56VXCJHO1 ) y proporcionar sus ideas y datos sobre lo que consideran deben ser los ingredientes de las políticas públicas que de forma estructural nos permitan sacar a México del rezago que tristemente tenemos en prácticamente todos los rubros del quehacer nacional.

Esta consulta es inédita por los alcances que tiene y la facilidad para que cualquier persona con acceso a un teléfono celular pueda participar, y hacerlo con la oportunidad, secrecía y confiabilidad que la tecnología permite. Compartir y multiplicar el conocimiento de esta herramienta es responsabilidad de todos, en particular para que no haya nadie que se diga marginado de hacer algo ante la perenne pregunta de “quiero ayudar, pero no sé cómo”.

Aquí está una forma potente, real y concreta para involucrarse en tener el diseño de país del que todos hablamos, y ahora se quiere plantear concretamente para no quedarnos atrás otra vez.

Hay que precisar que todos estos razonamientos son necesarios para sustentar que con un plan de gobierno de origen y prioridades ciudadanas, se podrá hacer que los partidos políticos de oposición puedan enarbolar un plan de gobierno y legislativo dentro de un verdadero gobierno de coalición en que no haya vacilaciones sobre lo que va a suceder con el país al triunfar en las urnas. La ciudadanía será origen y destino de lo que se comprometan a realizar, ni más, ni menos. Nada de vacilaciones o especulación sobre lo que van a hacer, porque todo quedará pactado desde antes, frente a la sociedad y con compromisos puntuales.

De esta manera tendremos certeza de que lo que aspiramos todos ocurra en el país en cuanto a condiciones de equidad y justicia (y en todos los rubros que abarca el plan nacional), se volverán realidad porque así se concretará al ganar, y como todos iremos montados en la misma oferta, nos encargaremos de asegurar que no nos fallen al tomar las riendas, ni ahora, ni nunca. Los que hagan bien la chamba serán reconocidos, y los que no reemplazados con el poder de las urnas.

Acostumbrémonos a esta nueva realidad. Permanecer activos e involucrados es de aquí en adelante la norma. La ciudadanía ha despertado, y como vimos el 13 de noviembre, se entiende la importancia de estar unidos para mostrar el músculo y beneficios de la participación. El mensaje es claro y contundente, la ciudadanía fija el rumbo, y la clase política se encarga de cumplir. Porque de aquí en adelante no los volveremos a dejar solos. Nunca más.

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Notas del editor:

Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México.

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