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#ColumnaInvitada | El hielo se derrite

Ha llegado el momento de entender cabalmente lo que se debe hacer para encaminarnos, ahora sí, hacia un lugar en que la sociedad pueda madurar el proceso de definiciones democráticas.
lun 17 octubre 2022 06:01 AM
organizaciones-civiles-unid@s
Organizaciones de la sociedad civil se reunieron en el Polyforum Siqueiros para presentar la plataforma Unid@s, con la cual buscan crear una propuesta de cara a las elecciones de 2024.

Estamos hoy viviendo una época de grandes descubrimientos en cuanto a lo que la ciudadanía puede y debe realizar. Durante mucho tiempo se vivieron épocas en las que como mexicanos tuvimos que conformarnos con la existencia de un sistema pseudo-democrático que simulaba muchas cosas, incluyendo procesos comiciales bastante disparejos.

Tuvo su momento de ser, y en cierta forma se justificó el que fuera una forma de evolución para finalmente madurar, y como una gran conquista ciudadana llegar a la alternancia y la transición pacífica en el año 2000.

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Eso fue un paso inicial en la dirección correcta, pero se cometió un error enorme al confundir dicho momento con la meta final, en lugar de ser el lugar de salida de una carrera más ambiciosa y compleja. Como país nos equivocamos. Se tuvieron las condiciones para lograr la consolidación de instituciones, la separación del poder político del económico, y la apertura y transparencia para revisar el correcto diseño e implementación de políticas públicas.

Sin embargo, nos conformamos con el hecho de que al tener una competencia electoral más o menos abierta se tenía una condición necesaria y suficiente para lograr la mejor conducción del país. Craso error de inocencia e ingenuidad. Se pudo y debió avanzar mucho más.

Ciertamente en retrospectiva todo mundo es un genio. Es fácil criticar lo que no se hizo en el pasado y asumir que es lo que correspondía hacerse. Pero lo cierto es que nos fuimos con la finta de que la diversidad de pensamiento, la alternancia, y la gradual construcción de ciertas bases democráticas eran ciminento suficiente para que México se encontrara gradualmente con mejores condiciones.

No fue así, particularmente cuando a base de concentración de poder y una trágica época de corrupción rampante, se cayó en un engaño fenomenal como fue la esperanza que se despertó en la elección de 2018. Ahora sabemos la realidad de una administración que salvo una muy eficaz comunicación popular, vive de la demagogia, la polarización, y la permanente distracción y creación de molinos de viento.

Pero ya con toda esta experiencia acumulada en más de dos décadas, ha llegado el momento de entender cabalmente lo que se debe hacer para encaminarnos, ahora sí, hacia un lugar en que la sociedad pueda madurar el proceso de definiciones democráticas siendo parte esencial de todas las definiciones relativas.

De ser básicamente un grupo pasivo y destinatario de decisiones tomadas por los liderazgos partidistas, a ser quienes realmente fijemos las prioridades y las prerrogativas para la ruta de reconstrucción del país. Las fuerzas políticas al servicio de la ciudadanía y no a la inversa. La ciudadanía como eje rector de definición de las grandes prioridades nacionales. No depender de personajes con colas largas y nula confiabilidad.

Y es que ya estamos cansados de todos estos falsos arranques y procesos sin destino claro. Esas ofertas han venido dependiendo más bien de caprichos y determinaciones en la opacidad de grupos compactos o incluso liderzuelos que no han sino lucrado con la frustración de la población.

El engaño consiste en generar expectativas de mejoría, aún y cuando éstas hayan estado sustentadas más bien en algunas buenas intenciones y reformas que parecían oportunas, para luego encontrar que se empañaron por la absurda avaricia de dinero mal habido, o más recientemente por la ilusa imaginación de quien supuso ser la encarnación de un sueño divino, pero que se ha derrumbado ante la carencia de resultados y la absurda desviación de atención a un circo de mentiras y atrocidades.

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Pero ahora nos toca ya no ver al pasado, sino buscar el futuro con certeza y determinación. Y es que ya se abrió el panorama de que no todo está perdido, sino que de hecho se han venido dando las cosas así por una razón fundamental, para poner a prueba a los habitantes del país y así ver si éramos capaces de cerrar filas y fijarnos un mejor paradero.

Ese destino es factible si es la población abierta la que toma las riendas de las decisiones y la confirmación de como llevar a que las prioridades se tornen en realidades a través de un trabajo y participación intensa, profesional, plural, transversal y real. Un alcance horizontal y amplio. Todos cabemos en las definiciones.

Es así como vemos que ya con el pasado analizado, el presente encontrado, y el futuro en perspectiva, podemos aspirar a mejores condiciones. Y es que ahora que estamos en este manicomio sabemos que en nosotros reside el finalmente hacer que ese México tan anhelado de paz, prosperidad, equidad y piso parejo sea una realidad. El secreto está en no cejar en momento alguno para que lo que nos proponemos se logre no a pesar de, sino con el concurso y sujeción de los principales actores políticos a lo que se convoca y emplaza formalmente para que se sujeten a hacer lo que dicte la ciudadanía.

Ese es el sentido y razón de ser de Unid@s y nos debemos todos a ser parte del proceso. Y es que ahora nos correponde a todos participar para salir adelante del laberinto. Porque el dique de hielo que nos evitaba ver todo lo que sucedía ya se derrite con rapidez frente a nosotros. Y es que el calor ciudadano no se apagará nunca más. Las mentiras, divisiones y estigmatización se reemplazan ya por realidades, suma y cohesión.

Este tren ya no lo para nada ni nadie, y será con una gran unidad, un programa de construcción ciudadana, una candidatura única, y un gobierno de coalición que México tendrá un destino muy diferente al actual. Es posible si nos lo proponemos y cumplimos. No tengamos la menor duda. Unid@s lo lograremos.

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Notas del editor:

Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México.

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