No fue casualidad. Fuimos testigos de la enorme presión desde el oficialismo en contra de la oposición.
Primero fueron gobernadores de Morena, como Julio Menchaca, Rubén Ochoa y Claudia Sheinbaum, junto con el exgobernador de Sinaloa ahora embajador en España, Quirino Ordaz.
El Gobierno Federal no se quedó atrás. El Secretario de Gobernación, Adán Augusto, presionaba desde un hotel frente al Senado a legisladores como el priista Mario Zamora.
Los titulares de las Secretarías de la Defensa Nacional y de la Marina también se involucraron, de acuerdo al senador emecista Dante Delgado.
Un día después de que Morena regresara esta reforma a comisiones, el presidente López Obrador exhibió los nombres de senadoras y senadores que se posicionaron en contra, haciéndolos blanco de la inquisición social y mediática, además de proponer una consulta popular inconstitucional paralelo al debate legislativo en el Senado.
Esta es la primera amenaza que encierran las Reforma Militares: la invasión del Poder Ejecutivo sobre el Legislativo
El Congreso representa la pluralidad de todo nuestro país. Ahí están reflejados más de 49 millones de votos.
Pero contrario al artículo 61 constitucional, que define que los legisladores son inviolables por las opiniones que manifiesten en sus labores, y que jamás podrán ser censurados por ellas, vemos nacer desde Palacio Nacional campañas de linchamiento público como ‘Traidores a la Patria’ y que el Tribunal Electoral las ha reconocido como calumnia.
Advertimos como todo el aparato de gobierno se vuelca en contra de uno de los líderes de la oposición con amenazas, filtraciones, presión mediática, que más allá de si es culpable o no, logró doblegarlo a fin de obtener los votos que faltan para alcanzar la mayoría calificada en la Cámara de Diputados.