Una de las tareas pendientes del gobierno mexicano es reformar nuestra arquitectura hemisférica, donde cada país pueda contar con el mismo peso que sus homólogos para ser escuchados de la misma manera. Al anteponer la participación de todo los países del continente, el gobierno mexicano denuncia las prácticas imperialistas que tanto daño le han hecho a la región, que han politizado nuestros organismos supranacionales y que entorpecen la búsqueda de consensos que puedan transformar la vida de millones de personas.
La Cumbre de las Américas debe ser el camino para la integración de nuestro continente, si no podemos alcanzar esta meta, es momento de plantearnos la necesidad de crear nuevos foros que cumplan con este objetivo.
Es evidente que existen carencias democráticas en la región, sin embargo, la Cumbre de las Américas es un foro que no requiere como prerrequisito ser una democracia, en ese contexto existen otros mecanismos como la OEA, donde se puede construir a partir de la heterogeneidad ideológica. Tomemos como ejemplo la cumbre de la CELAC albergada por México en 2021, donde la fragmentación ideológica de la región quedó vislumbrada ante los ojos del mundo, siendo denunciadas en el mismo foro las violaciones de DD. HH. de distintos países, dejando claro la importancia de invitar a todos los miembros, para que sea el escrutinio internacional quien denuncié sus abusos.
Al excluir a un país, únicamente se fomenta el aislacionismo y el daño a la población civil, evidenciando que las políticas de la guerra fría han fracasado, exigiéndonos nuevos enfoques para erradicar los males que azotan la región.
El anuncio de la ausencia del presidente López Obrador representa la consecuencia de sus ideales, de la recuperación de nuestro liderazgo regional que habíamos perdido durante décadas. Basando nuestro actuar siempre en nuestros principios, tradiciones y en nuestras doctrinas de política exterior, mismas que en 1962 nos posicionaron en ser 1 de los 2 países de todo el continente, junto con Canadá, en oponerse a la expulsión de Cuba de la OEA, en 1998 a solicitar su reincorporación, y que al día de hoy nos posicionan como mediador entre 2 regiones, buscando siempre construir puentes donde existen muros.
El presidente López Obrador evoca a la dignidad histórica que nos une con nuestros hermanos latinoamericanos, entendiendo que siempre debe prevalecer el diálogo y la igualdad entre las naciones.