La mayoría de los 62 millones de las y los latinos que viven en EUA tiene un empleo relacionado con la educación, la salud y los servicios sociales, según el centro de estudios Pew Research Center. Si bien muchos no han terminado la secundaria y sus salarios –en promedio– son bajos, las distintas oleadas migratorias de las últimas décadas y el aumento de los latinos nacidos en el vecino país han contribuido a cambiar su situación laboral.
El 61% de las mujeres latinas participan en la fuerza laboral, dos puntos porcentuales por encima de las mujeres de ese país. Se estima que para 2028 los latinos, tanto mujeres como hombres, representarán una quinta parte del grupo de trabajadores.
Si bien la participación laboral es sobresaliente, la desigualdad salarial sigue siendo un asunto a resolver. Las brechas en todo el mundo, incluido el mundo anglosajón siguen siendo uno de los retos más importantes a acortar. Como hemos dicho insistentemente: a trabajo igual, igual pago.
En un estudio reciente titulado “57 centavos de dólar son insuficientes para las latinas”, el Centro Jurídico Nacional de la Mujer de Estados Unidos destaca que, en promedio, a las mujeres latinas en aquel país se les paga sólo 57 centavos por cada dólar que se les paga a los hombres blancos no hispanos por hacer el mismo trabajo y esto es aún peor con las mujeres inmigrantes. Esta brecha en el pago significa que las latinas deben trabajar durante 21 meses para ganar tanto como los hombres blancos no hispanos, pagado en sólo 12.
La capacidad y poder económico de las trabajadoras mexicanas son extraordinarias: a propósito del 8 de marzo, la compañía Western Union resaltó que uno de cada tres dólares que México recibió de remesas en 2021, provino del trabajo femenino en los Estados Unidos, al considerar que las remesas se han convertido en una herramienta de “empoderamiento” de las mujeres mexicanas.
En contraparte, hay temas en los cuales debemos prestar atención más allá de las fronteras. Las condiciones laborales para las trabajadoras latinas no son mejores, por ser las más vulnerables dado su estatus migratorio. Ese grupo poblacional tiene el mayor número de muertes y accidentes laborales y también sufren de acoso sexual y violaciones en el lugar de trabajo.