“¡Fue una traición a México, son unos vende patrias!”, dice una y otra vez el dolido presidente desde el micrófono que lo ha acompañado a pregonar decenas de victorias para su causa.
Sin embargo, algo se cimbró en la atmósfera política del país, cuando el pasado lunes 18 de abril el grupo mayoritario de San Lázaro, que apoya desaforadamente a López Obrador, perdía una fuerte batalla, que no será recordada como un evento fortuito.
¡Vaya domingo de resurrección vivió la oposición al régimen de la llamada 4T! La sensación de victoria era evidente en los 223 legisladores que lograron derribar la reforma eléctrica, una de las apuestas más grandes del gobierno lopezobradorista.
Para nadie es un secreto que la oposición ha sido poco efectiva para luchar contra Morena y sus partidos satélite –como el PT y el PVEM-. Habían sido constantes las caídas, round por round, la llamada 4T parecía avasallar los intentos infructuosos del PAN, PRI y PRD en su conjunto.
Las encuestas han mantenido la popularidad del presidente por encima del 55% y en algunas supera el 65%, lo que ha hecho preguntarnos ¿qué sucede con la corriente opositora? ¿Por qué no logran ponerse de acuerdo para tumbar esos números?
El fenómeno de López Obrador como candidato y político mexicano es impresionante. No podemos predecir el futuro, pero es difícil que volvamos a toparnos, en mucho tiempo, con un contendiente tan arraigado en sus millones de seguidores. Como comunicador es implacable, sabe hablarle directamente a sus fieles; ha logrado fascinar a su público, llevarlos a la máxima enajenación por su persona y designios.
Pero sus números ya no son los del 2018. La salida de su gobierno se ve cada vez más cercana y el pasado domingo sus opositores levantaron la cabeza luego de años de penumbras.
El pasado lunes 18 de abril, en un space de Twitter, el expresidente Vicente Fox acertaba en un comentario: “La oposición le demostró a López Obrador que no le tiene miedo”. Es interesante, porque Fox al haber sido el primer presidente de oposición, también fue un fenómeno en las urnas y su talante siempre fue confrontante y hasta peyorativo contra el régimen priista.
La plática que duró un par de horas se fue convirtiendo en el testimonio de un exmandatario que aceptaba con humildad que el final de su gobierno había sido deslucido, gracias a una cuestión muy complicada: el Congreso en su mayoría estaba en su contra.
Es ahí donde Fox señala que la oposición tiene que actuar, justamente en las Cámaras, porque es en ellas donde verdaderamente se debate el país, donde se puede debilitar el poder del presidente.
Quizá uno de los factores de la victoria, de la unidad opositora y su resurgimiento cual ave Fénix tiene un tinte naranja. Durante años, el partido Movimiento Ciudadano había mostrado dudas y poca confianza a la alianza “Va X México”. Sin embargo, el buen sabor de boca que pudieron llevarse del domingo pasado podría afianzar la tan esperada alianza global de adversarios del gobierno federal.
Quizá sea Movimiento Ciudadano el que tenga más por ganar al unirse a este frente amplio. Cuando se barajan los nombres de los posibles candidatos a la presidencia, los perfiles panistas y priistas están muy lejanos a Marcelo Ebrard o Claudia Sheimbaun. Pero cuando se menciona el nombre de Luis Donaldo Colosio la oposición da un brinco y logra subir bastante.
Es imposible negar que Colosio tiene un arrastre enorme por su apellido. Porque su padre, para cientos de miles de personas, fue una figura respetable y admirable (incluso el presidente se ha considerado fan).
La bocanada de viento fresco que ha recibido la oposición tiene el riesgo de quedar en un evento más. Los liderazgos partidistas tienen la urgente necesidad de forjar una propuesta inmediata a la ciudadanía. Apostarlo todo por los congresos locales y las gubernaturas en juego de este 2022. Pero lo más importante, necesitan mostrar rostros y nombres de quienes verdaderamente tengan oportunidades de enfrentar a la potente maquinaria que tienen Morena y sus aliados.
El tiempo se acaba, es ahora o nunca, es la oportunidad que tanto esperaron los opositores. ¿Será una verdadera resurrección o una simple votación más ocurrida en San Lázaro?
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