Vamos por partes. Cada año el presupuesto en movilidad se ha concentrado en obras que benefician principalmente al uso del coche. Datos del estudio "Invertir para Movernos 2011-2015", del Instituto de Desarrollo de Políticas para el Transporte (ITDP), reveló que la inversión en 2018 en obra gris alcanzó el 86%, aunque solo el 31% de los viajes al trabajo se hace en auto.
Por si este dato no fuera revelador sobre las desigualdades que envuelven a la construcción de las ciudades en México, la mayoría de estos traslados motorizados es realizada por hombres. Por ejemplo, tan solo en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), según la última encuesta Origen-Destino, el 53% de los viajes es realizado por nosotras, y de ellos, más del 65% los hacemos en transporte público y a pie. En los hogares donde hay un auto, los hombres son quienes lo utilizan.
Justamente esa es la importancia de una Ley como la de Movilidad y Seguridad Vial, la cual acaba de ser aprobada en lo general en la Cámara de Diputados y deberá esperar el pleno en el Senado para aprobar las reservas. Su implementación es fundamental para distribuir los recursos donde realmente se necesitan, en las mayorías, en las mujeres en las ciudades, en los viajes –de 4 a 6- que realizamos todos los días, la mayoría con fines de cuidados.
Es importante tener presente que esos viajes que hacemos las mujeres no son lineales, como son los de los hombres, nuestros traslados tienen características específicas. La mayoría de nuestros viajes es en transporte público, caminando, con niños, para las compras del mandado o en compañía del abuelito que salió de su consulta médica. Si hay inseguridad y violencia en las calles, seremos las primeras en padecerlo. Por eso el presupuesto y la infraestructura deben atender al transporte y el espacio público urbano.
Permitir que los autos sean la prioridad es abandonar a las mujeres, quienes realizamos el 65% de los viajes en movilidad sostenibles. Somos las principales ocupantes y parte de la raíz del cambio está en la industria de la construcción, en sus manos está la posibilidad de hacer ciudades seguras para todos.