Segundo, la derrota de la CTM se presentó por la unión de la disidencia. Motivados por las pobres condiciones, la disidencia se concentró en el Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz (SINTTIA) con solo cuatro planillas más en la contienda. En Pemex, en cambio, hubo 25 planillas.
Al frente del SINTTIA estuvo un perfil poco común y fresco. La líder María Morales es una joven trabajadora del área de carrocerías de GM desde el 2011, sin historial de actividad sindical. Obtuvo 17 veces más votos que el sindicato de la CTM. Como parte de su fórmula la acompañó Claudia Juárez, secretaria de organización.
Tercero, a diferencia de Pemex, GM es una empresa internacional sujeta a las nuevas cláusulas laborales del USMEX. Como tal, la vigilancia laboral internacional ha creado espacio para elecciones muy vigiladas.
No solo eso, GM a diferencia de Pemex es una empresa donde la plantilla laboral no ha sido crecida artificialmente por el sindicato en colusión con los partidos políticos para ganar votos. GM es una empresa que valora la productividad y por tanto tiene solo los trabajadores necesarios. Así, en GM los trabajadores no le deben la creación de su plaza al sindicato, sino a la empresa misma. En Pemex, los trabajadores le son fieles a los charros porque sienten que sí le deben su plaza. Además, la corrupción sindical en GM es mucho menor que en Pemex.