Ni el Covicho detuvo las agresiones y asesinatos de periodistas en México. Tan solo en el primer mes del año (que parecieron cuatro) asesinaron a José Luis Gamboa, el 10 de enero en Veracruz; a Margarito Martínez Esquiel, el 17 de enero en Tijuana, y Lourdes Maldonado, el 23 de enero también en Tijuana.
Lourdes, en la cara del presidente de México, advirtió que temía por su vida. Que tenía un conflicto laboral con el exgobernador de Baja California, el morenista Jaime Bonilla. López Obrador ordenó que su vocero se hiciera cargo del asunto. El domingo pasado, asesinaron a Lourdes, frente a su casa.
López Obrador ya supera a sus acérrimos rivales Peña y Calderón: en su sexenio, al menos 50 periodistas fueron asesinados.
Aunque claro, todo es un complot. El presidente ha dicho cientos veces que son distintos.
Pero en la condenocracia de siempre, suenan iguales. Y a veces, peores.
Pero los “otros datos” lo desmienten; su propia Secretaría de Gobernación lo desmiente.
La Segob informó que 90% de los crímenes contra informadores… ¡¡¡E S T Á N I M P U N E S!!!
Entonces, a quién le hacemos caso, señor presidente. Porque usted dijo que a Lourdes Maldonado, al menos, sí se le ayudó. Que sí la protegieron en su gobierno. Pues, con ayuda, con protección, a Lourdes la asesinaron. ¿Cuántos más, Andrés Manuel?
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