América Latina y el Caribe ha sido la región más afectada por la pandemia y apenas está saliendo de la que es la recesión más profunda de su historia reciente. El informe “Perspectivas Económicas de América Latina 2021”, recientemente publicado por la CEPAL, señala que el impacto derivado del COVID-19 agravó los principales desafíos estructurales de los países de la región: 1) baja productividad; 2) desigualdades y vulnerabilidad social; 3) debilidades institucionales; 4) sostenibilidad medioambiental en riesgo.
Según el informe, “la pobreza y la pobreza extrema han alcanzado niveles no observados en los últimos 12 y 20 años respectivamente”, pese a que las políticas de demanda, “principalmente a través de transferencias no condicionadas, actuaron rápidamente para apoyar a los sistemas de salud pública, los hogares y las empresas”. El reporte sostiene que sin estas reacciones, las pérdidas de vidas y los aumentos de la desigualdad habrían sido aún mayores. “Sin las transferencias gubernamentales para mitigar la pérdida de ingresos laborales, el Índice de Gini habría aumentado un 5.5% respecto a 2019, en lugar del 2.9% registrado”.