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#ColumnaInvitada | La sociedad mexicana antes y después del voto femenino

En la historia, del lado de las mujeres nunca hubo silencio, lo que pasó es que querían acallar nuestras voces. Pero hoy, a 68 años de obtener la ciudadanía y tras estas elecciones, hay avances.
vie 24 diciembre 2021 12:00 PM
¿Qué pasa si mi jefe no me deja votar en la consulta de revocación de mandato?
Los patrones también estarán obligados a conceder los permisos necesarios para quienes deban cumplir con los servicios de jurados, electorales y censales, a que se refiere el artículo 5 de la Constitución, cuando esas actividades deban cumplirse dentro de sus horas de trabajo.

La historia para obtener la ciudadanía de la mujer es una historia llena de obstáculos y olvidos, de prejuicios y desdén. Sin embargo, también es una lucha de coraje, tenacidad y de derroche de virtudes.

Si bien la historia está llena de hombres, cuyos nombres están inscritos en letras doradas en la Historia con mayúsculas, no faltaron nunca, en ningún momento de la historia, mujeres igualmente valerosas en toda la extensión de la palabra, cuyos nombres fueron olvidados y omitidos. Afortunadamente, muchas historiadoras se han dado al rescate histórico, haciendo posible conocer sus nombres para hacer justicia y resarcir el daño.

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Construir las decisiones que nos competen a todas y todos ha sido una demanda constante de las mujeres. Con distintos compases, con diferentes herramientas y, por último, con la participación de organismos internacionales, mujeres alrededor del mundo fueron alcanzando sus derechos ciudadanos y avanzando de manera paulatina pero firme, desde su ejercicio cotidiano.​​ El movimiento sufragista marcó la pauta del objetivo necesario para consolidar nuestro derecho humano a votar y ser votadas.

Ahora bien, desde el movimiento independentista hasta las etapas posrevolucionarias, las mujeres fueron partícipes activas en todos los ámbitos: desde el trabajo no reconocido del cuidado hasta labores de inteligencia, sin olvidar los campos de batalla. Se puede decir que, en la mayoría de los casos históricos, las mujeres lucharon en todos los campos: laboral, social, cultural, para poder conquistar la igualdad política. Sin embargo, al final de las luchas, las mujeres eran nuevamente enviadas a sus casas olvidando así su participación y el reconocimiento de los logros, más que merecido.

No debe sorprender que, en otras latitudes, los discursos de Olympe de Gouges y los de Hermila Galindo Acosta coincidieron en señalar que las obligaciones de las mujeres estaban bien marcadas, mientras que los derechos se daban a cuenta gotas, negando el avance a las sociedades igualitarias que han soñado las mentes revolucionarias; aunque hay que decirlo, sus sueños no alcanzaron a visualizar que la situación de las mujeres era injusta y a la vez opresiva. Discursos similares fueron pronunciados en México por mujeres conscientes de su situación política y social.

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Cuando por fin, en 1953, se modificó el artículo 34 constitucional, ya habían comenzado la transformación en ámbitos diferentes; por ejemplo, conforme tuvieron acceso a la educación, se fueron convirtiendo en maestras, enfermeras y secretarias, e incluso, había participación de las mujeres en los ámbitos culturales y políticos; aunque nunca debemos olvidar que las mujeres del campo y las obreras trabajaron y se esforzaron siempre, pero su voz fue la menos atendida.

En realidad, había sucedido lo de siempre, mujeres trabajando, estudiando, organizándose, solo que al margen de la historia, en otras palabras, nunca hubo silencio por parte de las mujeres, lo que pasó es que se quería acallar nuestras voces.

Al llegar al ocaso del 2021, a 68 años de obtener la ciudadanía y después de la elección más grande de la historia, podemos expresar con todo el orgullo que nos merecemos que concluimos el año con grandes avances: una Cámara de diputadas y diputados paritaria, en 17 congresos estatales tienen una mayoría de mujeres, 526 mujeres gobernarán municipios y alcaldías, con siete hoy tenemos el mayor número de mujeres gobernadoras en la historia del país.

Este es un triunfo de todas y para todas, desde Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, Juana Barragán, Dolores Jiménez Muro, Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto, Concha Michel, Rosario Castellanos y un gran número de mujeres que pusieron las condiciones para que esto sea el principio de una sociedad más justa y equitativa. A todas ellas, ¡mil gracias!

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Nota del editor:

La autora es consejera electoral en el Instituto Nacional Electoral (INE).

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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