Las elecciones del 6 de junio de 2021 derivaron en una reconfiguración política a nivel local. Desde lo nacional, caemos comúnmente en el error de minimizar las implicaciones que tuvieron las elecciones en las 15 entidades donde se eligieron —en la misma jornada electoral— gobernadores, presidentes municipales, regidores, síndicos, diputados locales y federales. Analizamos cifras, enumeramos triunfos y englobamos votos. Sin embargo, el reacomodo político aún está por palparse. Es cierto que Morena consiguió 11 de las 15 gubernaturas, además de controlar la mitad de los 100 municipios más poblados del país y la mayoría de los Congresos locales, pero ¿qué impacto tendrán los resultados a nivel local? ¿Desgastarán al oficialismo o lo consolidarán de cara a las elecciones de 2024 ?
#ColumnaInvitada | 2024 está a la vista
Sin duda, en los próximos meses seguiremos viendo estos cambios en la clase política campechana, potosina o sonorense —por mencionar algunos estados con resultados emblemáticos—, pero, a la par, debemos analizar con estos anteojos los procesos electorales de 2022. Particularmente, hay que prestar atención a dos momentos que volverán a modificar el panorama político-electoral: i. las elecciones en seis entidades donde se elegirá gobernador (Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo, y Tamaulipas); y ii. la consulta de revocación de mandato, tema relevante para el presidente de la República, debido a que forma parte de una estrategia integral para afinar la movilización de las bases de su partido y potenciar nuevas afiliaciones de cara a las elecciones de 2024.
Aproximémonos al primer suceso mencionado: si bien los procesos electorales arrancaron formalmente, los partidos políticos aún siguen deliberando si compiten o no en coalición, así como sus posibles candidatos.
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El PAN tiene buenas probabilidades de retener Aguascalientes, uno de sus principales bastiones. Sin embargo, el principal obstáculo para lograrlo podría ser la falta de unidad dentro del partido. La dirigencia nacional del PAN tendrá el reto de garantizar una contienda interna justa entre todos los aspirantes para evitar una posible escisión. En Durango, todo parece indicar que la alianza partidista PAN-PRI-PRD está próxima a concretarse, lo que llevaría a tener una elección muy competida.
En Hidalgo, la alianza no se ha consolidado y parece que diversos grupos políticos se disputan la candidatura opositora, mientras que Morena luce fuerte. Oaxaca y Quintana Roo parecen entidades donde Morena tendría altas posibilidades de victoria por la popularidad del partido y sus aspirantes en el estado. El caso de Tamaulipas resulta estratégico, visto desde lo local, por dos razones: i. si el PAN pierde la gubernatura, el actual mandatario podría enfrentar una persecución judicial; y ii. podríamos ver unas elecciones marcadas por la intervención del crimen organizado. Por ello, esta elección resultará la más compleja de las contiendas, lo que nos llama a prestarle especial atención.
En suma, es probable que continúe la tendencia de 2021 y el oficialismo consolide su avance territorial en las próximas elecciones, al obtener victorias en varios estados.
Ahora bien, el segundo momento que viviremos el próximo año (aunque primero en términos cronológicos) será la consulta de revocación de mandato. Al corte del tres de diciembre, el Instituto Nacional Electoral (INE) registraba un avance de 26.32% de las firmas recopiladas, cuya fecha límite es el 25 de diciembre. La Ley requiere recopilar las firmas de al menos 3% de los ciudadanos inscritos en la lista nominal en 17 entidades federativas. Hasta ahora, la Ciudad de México y Tabasco son las únicas que ya cruzaron ese umbral, mientras que Campeche y Veracruz ya se acercan a 50% de las firmas requeridas. Los demás estados siguen lejos de alcanzar esa cifra.
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Morena no debiera tener problemas para juntar las firmas en los estados requeridos. Si no lo consigue, se pondría en entredicho el poder territorial del oficialismo. Por ello, es probable que el presidente López Obrador y sus gobernadores aliados redoblen su activismo, intensifiquen la propaganda y radicalicen el discurso con tal de juntarlas.
Por otro lado, la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de aceptar firmas en papel —y no sólo digitales— ha dificultado la labor del INE en la verificación de los apoyos ciudadanos a la consulta. Las irregularidades son más comunes en las firmas en papel, lo que podría orillar al INE a determinar la invalidez de algunas de ellas. Asimismo, el INE dictó medidas cautelares para que los organizadores afines al oficialismo eviten el término “ratificación” (en vez de revocación) de mandato para promover la consulta. Todo esto pone al Instituto Nacional Electoral en una posición incómoda y se podría recrudecer el conflicto entre el oficialismo y la autoridad electoral.
Este es el panorama político-electoral de 2022. Tendremos al presidente de la República en campaña permanente a favor de la “ratificación” de mandato, a los partidos políticos enfocados en las seis gubernaturas y a los aspirantes de 2024 “placeándose” en búsqueda de aumentar su nivel de conocimiento y popularidad. Todo esto ocurrirá en el marco de la discusión de la reforma eléctrica, que se caracterizará por la estridencia y polarización. Así, 2024 ya está a la vista y 2022 es la antesala: se afinarán las maquinarias electorales, se ajustarán estrategias y se medirá la capacidad de movilización del oficialismo y la oposición.
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Notas del editor:
El autor esconsultor especializado en análisis político-electoral en Integralia Consultores ( @Integralia_MX ).
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.