Más allá de los nocivos y hasta inverosímiles componentes de la iniciativa de contrarreforma, el tema es política electoral pura y dura al mejor estilo lopezobradorista. El Presidente está acaparando toda conversación pública y aprovechando todos los reflectores.
Sabe que pone contra la espada y la pared a muchos. Y sabe que prácticamente nadie tiene la capacidad comunicativa de hacerle frente en el discurso público. Así que en este tema parece ir solo y por el carril de alta.
De pasar esta contrarreforma en Cámara de Diputados, lo cual es un escenario posible ante la bajeza de Alito Moreno y Rubén Moreira, muy probablemente sería bloqueada en el Senado, donde el PRI aún parece tener más integridad y dignidad.
Independientemente de si se aprueba o no, esta iniciativa está apagando la luz de México. Más allá de las implicaciones técnicas en caso de aprobarse, las consecuencias económicas son devastadoras al ahuyentar cualquier posibilidad de inversión en el país, y con ello negarle la posibilidad de empleo digno a millones de mexicanos. Que sigan pobres le conviene, como dijimos aquí hace poco.
Pero las consecuencias no son solo en lo económico, sino en lo político. Es el más fuerte y claro atentado directo a la estabilidad e instituciones democráticas del país al ser evidente el nivel de coerción y chantaje que está ejerciendo el gobierno federal contra todos los actores.
Lo más sorprendente es que no podemos decirnos sorprendidos. Lo anunció desde que tomó la silla. Y lo dejó ver desde la campaña electoral.
Y a pesar de todas las señales, nadie de los involucrados fue capaz de anticiparse. El sector privado nunca quiso dedicar recursos a una estrategia comunicacional inteligente e integral que desmitificara ante la sociedad los prejuicios sobre el sector energético.
Mientras que los partidos de oposición nunca supieron comunicarse con el electorado para demostrar que lo que ellos mismos hicieron hace unos años era lo mejor para el sector energético del país. De las 2 o 3 únicas cosas que hizo bien el sexenio anterior.