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#ZonaLibre | La caída de Facebook, Instagram y Whatsapp, una gran enseñanza

La caída de las redes sociales tiene una moraleja sumamente potente: somos frágiles. Estamos tan amarrados a las redes que esto nos puede afectar en lo laboral y, por lo tanto, en lo económico.
jue 07 octubre 2021 12:05 AM
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Tres redes sociales de las más usadas colapsaron este lunes 4 de octubre.

Existe un facebook, dentro Facebook. Su nombre es workplace y fue creado para que todos los trabajadores de la red social puedan llevar acabo sus labores. El pasado lunes 4 de octubre, vivieron el peor momento de su historia, pues ni siquiera ellos podían acceder con sus cuentas a la red social más popular e importante del mundo.

La desesperación reinaba en el ambiente, según informaron los mismos trabajadores a la cadena de televisión NBC y al periódico New York Times.

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Era una especie de momento apocalíptico, donde más de 3 mil millones de usuarios fueron afectados al no poder utilizar Facebook, Instagram y Whatsapp por más de seis horas.

El daño a los servidores de Facebook fueron sumamente graves, eso lo tuvieron que reconocer luego del apagón: “la causa subyacente de esta interrupción también afectó a muchas de las herramientas y sistemas internos”, dio a conocer el dueño de las redes sociales, Mark Zuckerberg.

Fue tan complicado que sufrieron mucho más que un hackeo, habían perdido incluso su dominio (Facebook.com) y debieron reconectar sus propios servidores de forma manual. Los trabajadores se enviaban mensajes de SMS entre ellos para poder comunicarse.

Un terrible caos para las generaciones que convivimos en el complicado 2021.

Las teorías de conspiración nunca faltarán. Algunos aseguran que el tema de los Pandora Papers pudo haber orillado al mismo Zuckerberg a tomar una decisión drástica para que el mundo no hablase del tema. Otros, acusaron a Anonymous y otros hackers mundiales. La realidad es que la falla del sistema de las redes más importantes del mundo nos demostró que son parte indispensable para nuestras vidas e incluso son vitales en nuestra comunicación diaria.

"Perdón por la interrupción de hoy. Sé cuánto confías en nuestros servicios para mantenerte conectado con las personas que te importan", se disculpó Zuckerberg. Un día negro para su vida, donde perdió más 6 mil millones de dólares, en tan solo seis horas.

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El multimillonario explicó que el desastre en su red social se produjo durante una sesión de mantenimiento de rutina en la "columna vertebral" de su red. Ingresaron un comando de configuración aparentemente inofensivo y, sorpresivamente, cortaron todas las conexiones en la red troncal, que a su vez desconectó los centros de datos que la compañía tiene repartidos por distintas partes del mundo.

Se estima que más de 1.5 mil millones de personas pudieron haber sufrido hackeos de sus nombres y datos, pues expertos en robos pudieron aprovecharse de la situación. El problema es que Facebook tiene un sistema para verificar que este tipo de configuraciones no provoquen fallos, pero no funcionó correctamente y el colapso permitió que el daño fuera profundo.

Pero es muy interesante el manejo que da Facebook a la situación. Concluye en su reporte mencionando que esta experiencia es una mina de oro de aprendizaje que les permitirá evitarlo en el futuro. "Cada fracaso como este es una oportunidad para aprender y mejorar, y hay mucho que aprender de este. Después de cada problema, pequeño o grande, realizamos un extenso proceso de revisión para comprender cómo podemos hacer que nuestros sistemas sean más resistentes. Ese proceso ya está en marcha".

En el sentido sociológico, la caída de las redes sociales tiene una moraleja sumamente potente: somos frágiles. Estamos tan amarrados a la vida en las redes que esto nos puede afectar en lo laboral y por lo tanto en lo económico.

La monopolización de la comunicación podría arruinar muchas vidas, pues ese pasado lunes 4 de octubre la ansiedad llegó a perjudicar a algunas personas y hacerlos llegar a temer sobre su propio futuro. ¡Vaya que estamos inmersos y atrapados en las redes!

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La enseñanza es enorme cuando comprendemos que fue ridículo todo lo que vivimos durante seis horas y comprendemos que los errores pueden ser tan grandes y afectar a miles de millones de personas. Pero también, cuando logramos trabajar en ellos, podemos ser útiles y ayudar más de lo que imaginamos.

Encuentro humildad en Zuckerberg cuando da un mensaje de resiliencia a través de su gran rival: Twitter. Fue el mismo creador de Twitter quien se había burlado de Facebook con un gracioso tuit: "Hola, literalmente a todos". Esas palabras generaron 3,1 millones de ‘me gusta’ y más de 100.000 comentarios.

Pero la respuesta de Instagram fue más genial: “Hola y feliz lunes”, acompañada de un emoticón con una cara bastante preocupada.

Encontremos en los errores la suficiente fuerza para resolverlos, en ocasiones tendremos que burlarnos incluso de nosotros mismos. O necesitaremos de un adversario para dar un mensaje correcto. Porque si algo nos enseñaron esas seis horas sin redes sociales, fue sin duda comprender que llegará un momento cuando no necesitemos de ellas para volver a comunicarnos. Ninguna dependencia es saludable.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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