Ovidio Guzmán fue detenido y liberado; Emilio Lozoya está descansando en su casa; Emilio Zabadúa sigue libre, pero la Fiscalía está persiguiendo a científicos. La oscuridad en la Fiscalía General de la República se hace cada vez más palpable y cada vez más parecida a las inquisiciones de la Edad Media. Y no es que en administraciones anteriores dicha institución fuera el hito de la investigación penal de nuestro país, pero en en estos días ha perdido el menor decoro de dedicarse a perseguir a los enemigos del fiscal en lugar de investigar y resolver los casos más relevantes de nuestra nación.
Como ejemplo de esto, en las últimas semanas hemos sido testigos del seguimiento periodístico que se ha dado en torno a las repetidas negativas que la FGR ha recibido respecto de las órdenes de aprehensión en contra de 31 científicos e investigadores por los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita, delincuencia organizada y peculado. Órdenes que han sido negadas por falta de elementos probatorios.