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#ColumnaInvitada | Del ‘comes y te vas’, al ‘quédate a cenar’

Tras la cumbre CELAC queda la esperanza de una nueva y verdadera alianza latinoamericana, sin embargo, debemos estar atentos mantener y fomentar los equilibrios entre los países integrantes.
jue 23 septiembre 2021 10:30 PM
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Cumbre CELAC el sábado 18 en Palacio Nacional.

Más peligroso que la confrontación entre naciones, es la alianza entre dictaduras. La convivencia entre Nicolás Maduro, Evo Morales, Miguel Díaz-Canel y el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando menos se presta a suspicacias.

Lo que vimos el fin de semana pasado en la VI reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) ni siquiera ellos mismos saben qué fue realmente.

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Se juntaron alrededor de una misma mesa las y los jefes de Estado de los 33 países de la región, ¿para qué? Nadie lo sabe. La versión del Canciller Marcelo Ebrard es que esta reunión "llenan de aliento y esperanza" a la región.

Aunque nadie sepa para qué sirvió, se debe reconocer el poder de convocatoria que tuvo el Gobierno Mexicano, y la Cancillería en particular, para reunir a los mandatarios de la región, a pesar de la notable ausencia del argentino Alberto Fernández.

Si a caso, lo más destacable es la aprobación del plan de autosuficiencia sanitaria presentado por la CEPAL y la ONU, con el objetivo de disminuir la dependencia de medicinas de la región.

El plan contempla siete líneas de acción, entre ellas, la plataforma regional de ensayos clínicos, consorcios para desarrollo y producción de vacunas, un mecanismo regional de compra de vacunas y flexibilidades para acceder a propiedad intelectual.

El creciente endeudamiento, sumado a la crisis provocada por la pandemia de COVID-19, pone en alerta a la región, y se elevan las voces sobre la necesidad imperiosa de acuerdos regionales para enfrentar los desafíos.

En este complejo escenario, la región ha atestiguado el declive y debilitamiento de varios intentos de integración regional, mientras se creaban otros. En poco tiempo, el TLCAN se modificó en Norteamérica para convertirse en TMEC, en medio de declaraciones y máxima tensión entre la administración Trump y México.

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El MERCOSUR se ha debilitado y perdido una visión compartida, de la mano del conflicto impulsado por el gobierno brasileño en Jair Bolsonaro (la principal economía del bloque) y las asimetrías en las que se ha basado el acuerdo desde su creación.

La reciente decisión de Uruguay de negociar unilateralmente con terceros, en particular con China, es otra señal de este camino. Otras organizaciones como CAN y CARICOM han sido más activas, pero se ven afectadas por escenarios políticos y sociales estrechos.

Acuerdos de carácter más político como UNASUR han sido golpeados por ataques de gobiernos de derecha que han creado otras alianzas, como el Grupo de Lima, o PROSUR, como "alternativas".

Lo cierto es que UNASUR se debilitó hasta casi colapsar, mientras que el grupo de Lima y PROSUR no han encontrado otro motivo para la acción que no sea su guerra contra Venezuela. Por su parte, ALBA-TCP, en un contexto económico con máximas deficiencias generadas por sanciones y bloqueos, ha logrado formular algunas medidas para paliar el avance de la pandemia COVID-19.

De esta manera, podría quedar la esperanza de una nueva y verdadera alianza latinoamericana, sin embargo debemos estar atentos mantener y fomentar los equilibrios entre los países integrantes; y contrastar sin dividir, ni fomentar aún más odio, resentimiento y divisionismo, por ninguna de las partes.

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Nota del editor: El autor es comunicador.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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