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¿Y qué pasó con los fideicomisos?

Se nos dijo que hace un mes todos los fideicomisos estarían extintos y los bancos que los manejan ya no estarían cobrando cuotas millonarias por hacerlo. No ha sido así.
mar 27 julio 2021 12:05 AM
Central de abasto
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Esta semana pasé varios días en la Central de Abasto. La Central es el segundo mayor centro comercial del país, solo superado por la Bolsa Mexicana de Valores . Ahí se comercializa aproximadamente el 30 por ciento de la producción hortofrutícola nacional y se estima que, al menos el 80 por ciento de toda la comida que se consume en la CDMX pasa, en algún momento, por los pasillos de la Central.

Pocos lo saben, pero la Central es manejada desde 1981 por un fideicomiso. Es decir, se maneja por medio de una de esas “corruptas” figuras administrativas que el gobierno de López Obrador determinó desaparecer desde el 1 de enero de 2021.

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La Central de Abasto es manejada por el Fideicomiso para la Construcción y Operación de la Central de Abasto de la Ciudad de México. El fideicomiso fue fundado desde 1981 y desde entonces se dedica a dictaminar todos los asuntos relacionados con la infraestructura y administración de la Central.

A finales del 2020, de un día al otro, el gobierno de López Obrador eliminó de un plumazo 354 fideicomisos que tenían una totalidad de 680 mil millones de pesos. Esto es, figuras administrativas que tenían la cantidad suficiente de dinero para duplicar el gasto total en salud pública de México.

Lo grave es que al día de hoy no sabemos realmente por qué se eliminaron ni qué ha pasado con tal cantidad de dinero.

Como ha mostrado una reciente investigación del Centro de Análisis e Investigación de Fundar, no sabemos, por ejemplo, qué procesos de cierre se tuvieron para cada fideicomiso, o qué plazos o garantías de seguridad existen para el uso del dinero.

Por el contrario, todo parece indicar que la gran mayoría de los fideicomisos siguen en pie sin cambio alguno, pero habitando una laguna legal. Ha pasado poco más de medio año desde que el gobierno dijo que los eliminaría y concentraría todos los recursos en la TESOFE. Se dijo que esto pasaría a más tardar el 30 de junio de este año, pero casi termina julio y no ha pasado.

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No sabemos por qué la gran mayoría de los fideicomisos siguen en pie, ni hasta cuándo lo estarán. De hecho, del total de 281 fideicomisos, solo se han extinguido 11. En términos monetarios, esto significa que solo se ha recuperado el 2% de los recursos que se debían recuperar por la supuesta extinción de los fideicomisos. Casi nada.

El gobierno dijo que los fideicomisos iban a desaparecer por su opacidad, pero siguen tan vivos como siempre. Más aún, siguen recibiendo dinero del gobierno. En 2021 se aprobó darle 37 mil millones de presupuesto a distintos fideicomisos, lo equivalente a casi el doble del presupuesto del programa Jóvenes Construyendo el Futuro.

Los fideicomisos siguen recibiendo dinero público sin que nada haya cambiado. Al menos 120 de ellos siguen siendo administrados por bancos privados, principalmente por el Banco Santander, quien, por cierto, también maneja la Centra de Abasto. No existe evidencia de que haya habido renegociación de las cuotas que cobran los bancos por manejar los fideicomisos –una de las principales quejas que existían por parte del gobierno de López Obrador.

Peor aún, tampoco tenemos información de cómo se logrará tener suficiente presupuesto para mantener las funciones que realizan los fideicomisos cuando éstos sean eliminados. O de por qué, si Morena (a nivel federal) piensa que todos los fideicomisos deben ser erradicados, Morena en CDMX no parece pensar lo mismo. En la Ciudad de México, por ejemplo, nadie está planeando eliminar el fideicomiso de la Central de Abasto.

Mientas platicaba con los marchantes, diableros y comerciantes de la Central de Abastos, algo me quedó muy claro. Ellos saben perfectamente que, con el tema de los fideicomisos, López Obrador está haciendo lo que mejor sabe hacer: pretendiendo que está resolviendo un problema crítico del país de un plumazo, sin hacerlo. O, pero aún, asumiendo que es posible hacerlo sin tener la capacidad para siquiera lograr lo que se propone.

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El marchante de la Central está con Morena, no hay duda. Pero no lo está, me parece, porque Morena haga las cosas distintas, sino porque piensan que los políticos van y vienen, y que ellos solo quieren llevar la fiesta en paz. No hay demandas a Morena y la verdad, tampoco me parece que haya esperanza de que las cosas cambien mucho.

La ironía es que, en cierta forma, la Central de Abasto opera como la Bolsa Mexicana de Valores, rogando que el gobierno no deje de echar a perder las cosas, más que pensando que el gobierno puede hacer las cosas mejor. Los dos principales centros económicos de CDMX parecen pensar que el gobierno no tiene mucho qué hacer por mejorar la situación y ello es una derrota. Para Morena, pero en general, para la política pública.

Necesitamos un mejor gobierno. No basta con decir que se está eliminando la corrupción si no se crean formas distintas de operar los recursos. Actualmente estamos en el peor de los escenarios pues tenemos fideicomisos que, operan con todos los bemoles de antes, pero sin certeza legal de cuánto tiempo o cómo permanecerán operando. Tenemos 680 mil millones de pesos en un limbo legal.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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