Hemos llegado a la mitad del sexenio y el gobierno “da palos de ciego” en casi cada oportunidad. Para empezar, si ni siquiera sabe lo que hará al interior de su partido, cómo va a saber qué hacer al exterior. Y es que a quien ya le urge salir de la dirigencia de Morena es a Mario Delgado.
Mientras Claudia Sheinbaum, aún con los fracasos en la Ciudad de México, salió de la celebración morenista en el Auditorio entre vitoreos de “¡Presidenta!”; Mario se llevó la rechifla de su vida, tanto que los ojos le saltaron más de lo normal y no sabía dónde meterse. Dicen en el radio pasillo del morenismo que ya anda barajando alguna Secretaría de Estado, y que, con todo y abucheos, un pajarito por ahí lo ha convencido de que puede colarse entre la lista de presidenciables.