Pensar en Morena como un partido hegemónico es un error. Desde luego que cabe invitar a la discusión. Al respecto llama la atención que en su más reciente balance de resultados de las pasadas elecciones Integralia enfatice: “Morena sigue construyendo una nueva hegemonía en el sistema político mexicano, con un avance territorial sostenido. Esto lo posiciona, desde ahora, como favorito rumbo a la elección presidencial de 2024”, por citar sólo una consultora que hace análisis serio.
Los datos para configurar la Cámara de Diputados y ejercer el poder a nivel estatal muestran cierta contundencia, sin duda. Pero en este punto los conceptos son importantes y ayudan a precisar los fenómenos políticos. No es el espacio para pruritos técnicos, pero hay una gran diferencia entre caracterizar a un sistema como de partido hegemónico –o incluso predominante, al estilo de lo que planteba Sartori en 1976– y hablar, por ejemplo, de partido con vocación mayoritaria como lo pensaba Duverger en 1951.