Para generar un contrapeso a este gobierno tuvimos que votar por la oposición, el problema es que la oposición no ha logrado entender a la ciudadanía, no supo leer el mensaje contundente de hartazgo que se dio en las urnas en 2018. No entendieron que los ciudadanos queremos votar por personas que sí nos representen, por hombres y mujeres que quieran trabajar por nuestro bien, el de nuestras familias y en consecuencia el bien de nuestro país, algunos otros le sumamos la necesidad de candidatos que vean por el bien de los grupos más vulnerables, pero en última instancia todos queremos que le vaya bien a México.
Lejos de esto nos presentaron candidatas y candidatos, chapulines, de conocida y dudosa reputación, artistas y familiares. Por supuesto con sus muy honrosas excepciones. Pero estas no fueron unas elecciones de propuestas, perfiles y opciones para mejorar la situación del país. Nos presentaron candidatas y candidatos que pidieron que votemos por ellos para que no ganen los otros y esto no es justo. México y los ciudadanos nos merecemos mucho más que esto.
Y, efectivamente, esta elección puso en riesgo el rumbo de la democracia en nuestro país. Independientemente de filias y fobias, la historia ha demostrado el peligro que significa que una persona o un partido detente todo el poder. Nadie debe gobernar sin contrapesos ni vigilancia. Tristemente, muchos se vieron obligados a votar por malos candidatos o candidatas por un bien mayor.
Pero esto no nos puede volver a pasar, los partidos tienen que entender que ya estamos hartos de los perfiles que nos proponen, que nos usen cada tres años y el resto del tiempo no piensen o trabajen a favor de nuestro país. Y esto si depende de nosotros como ciudadanos, debemos exigir a todos y cada uno de los funcionarios electos, de los candidatos y los partidos para que dentro de tres años tengamos opciones para elegir.
Esta elección si fue decisiva para nuestro país, pero el verdadero cambio en nuestro país vendrá cuando cada uno de nosotros nos demos cuenta que no son las acciones de gobierno, únicamente, las que cambian el rumbo de un país, sino las acciones diarias de cada uno de los ciudadanos. Si queremos un mejor país tenemos que trabajar para lograrlo.
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Nota del editor: Jimena Cándano estudió la licenciatura de Derecho en la Universidad Iberoamericana. Obtuvo el grado de Maestría en Administración Pública con enfoque en Desarrollo Comunitario y Transformación Social en la Universidad de Nueva York. Actualmente es la Directora Ejecutiva de la Fundación Reintegra. Síguela en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.